AFAL: “las revoluciones tienen que morir jóvenes”

La Asociación Fotográfica Almeriense (AFAL) fue un espejismo que dejó huella. Sus miembros se propusieron cambiar el panorama de la fotografía española a finales de los años 50 y hasta los 60; y lo lograron. Su boletín de efímera aparición deja constancia de todo su trabajo, que se hizo “por amor al arte”, sin otra compensación que la de tratar de introducir un nuevo estilo y dejar atrás el llamado “salonismo” que pecaba de poco espontáneo y de resultar en extremo amanerado y artificioso.
El Espacio Cultural Serrería belga, del Ayuntamiento de Madrid, expone estos días una muestra que sitúa la labor de este grupo de jóvenes fotógrafos en su contexto, la España de los últimos años 50 y albores de los 60 que se debatía entre el peso del pasado y las oportunidades de un futuro aperturista. La revista AFAL-cuaderno bimestral de fotografía y cine- supuso su manifiesto.
José María Artero García y Carlos Pérez Siquier dirigían aquella iniciativa con el esfuerzo y talento de Paco Ontañón, Juan Colom, Gabriel Cualladó, Alberto Schommer Koch, Oriol Maspons, José María Berzosa, Rosa de Loz-Biard, Gonzalo Juanes, Ricardo Terré , Luis Cortés Vázquez, Francisco Gómez, Gonzalo Juanes, Ramón Masats, Xavier Miserachs, Julio Ubiña, el periodista José Manuel de Torres Rollón, y tantos otros que publicaron sus trabajos -artículos y fotos- de forma desinteresada.
La revista AFAL acabó estrangulada por falta de financiación: aquella publicación se mantuvo independiente de patrocinios comerciales, ya que se consideraba “una empresa romántica” en pos de “una renovación de la fotografía española”.
El cuaderno -libre de servidumbres y, por consiguiente, con la cuenta de resultados en números rojos- dejó de publicarse en 1963. Su redactor jefe, Carlos Pérez Siquier, escribiría años más tarde: “Las revoluciones tienen que morir jóvenes y no hay que procurar alargarles la vida porque languidecen. Fueron siete años, creo que suficientes, ahora tienen que ser nuevas generaciones las que tomen el relevo”.

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