El futuro del jomeinismo estaba por escribir

Revolución islámica. El relevo de una monarquía absolutista. La oportunidad para un pueblo de progresar, pero también el peligro de dar un salto atrás en su desarrollo como sociedad y convertirse indefectiblemente en un régimen teocrático sometido a las leyes de la Sharía. Todo eso se jugaba en Irán tras la caída del Shah de Persia y el advenimiento del nuevo Irán del ayatollah Jomeini, que había pasado 15 años en el exilio. Ya en su etapa final, Irán era un herbidero de luchas por la sucesión, desde dentro y desde fuera del régimen. Algunas de las perlas que se le oyeron al ayatollah: "En el gobierno islámico todo el pueblo es totalmente libre de tener cualquier tipo de opinión"; "No hay en el mundo una democracia mejor que la nuestra: esto nunca se ha visto antes", "Todos aquellos que estén contra la revolución islámica deben desaparecer y ser ejecutados con presteza".
. Los dejo con este extenso análisis publicado por "Actualidad Árabe" en febrero de 1987, dos años y cuatro meses antes del fallecimiento del Imam Ruhollah Jomeini.
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