Annick Vandorpe: cuando la ficción te arrebata las riendas.

Fotos: @annickvandorpe.
Belga de nacimiento y residente en la Costa Azul francesa, Annick Vandorpe no es ajena al cromatismo y a la imaginería de aquellas tierras meridionales. Annick utiliza la fotografía para plasmar sus inquietudes y su visión simbólica de la vida en un cuaderno de bitácora que mantiene en Instagram con el título de “Car breakdown” (avería automovilística) y que ya va por su episodio número 285. Y no es que quiera hacernos el truco de la avería en el coche, esa manida estratagema masculina para llevarse al huerto a la pasajera del vehículo. Lo que hace Annick es sacar su paleta de colores y su máquina de crear composiciones originales y generar un espacio fotográfico que se vuelve cómplice del espectador.
A Annick, su padre le había regalado de niña una cámara analógica Nikon F3. Desde entonces, le entró el gusanillo de las ópticas, los cuartos oscuros y la película fotográfica. Se formó junto a acreditados fotógrafos, participó en diversos talleres especializados, practicó intensivamente el concepto de “foto de calle” y fue dando forma a su estilo que desde hace años ya se evidencia a través de la foto digital.
Con ‘Car breakdown’ es como si llevase otra vida distinta a la mía en la que se va escribiendo la historia ella sola, sin reglas. Son como ensoñaciones que proyecto y la gente se puede reflejar en ellas. Y hay margen para cualquier tipo de giro narrativo en la historia”, explica Annick, cuyos maestros en el oficio destacaron su nada convencional mirada sobre las cosas, su forma de percibir lo que hay a su alrededor y la particular manera que tiene de contar una historia.
Se dice que no hay arte sin cortapisas. Curiosamente, la época del confinamiento que siguió a la pandemia del COVID supuso para Annickun período de libertad absoluta, en el que ‘Car breakdown’ fue para mí una ventana abierta al mundo”.
Ella se formó en materias que, en principio, impulsan al entendimiento más allá de lo cotidiano: licenciada en física y máster en astrofísica. Más tarde, se dedicaría a las colaboraciones fijas de prensa en diversas publicaciones, incluyendo el Financial Times.
Las fotos pueden comenzar con una idea precisa. O también con un deseo carente de una idea detrás. Pero sé que, tras un par de horas de búsqueda, voy a encontrar la imagen en un lugar determinado. Con todo, las imágenes que creo no son fijas, evolucionan permanentemente. Ya forman parte de mi vida”, comenta Annick Vandorpe. “Al principio, yo decidía la ficción. Pero actualmente, a menudo, es la ficción la que controla la situación”.
Como modelo, emplea su propia persona, que se beneficia de una presencia que recuerda a las modelos de las pasarelas internacionales. “Trabajo con mi propia sombra”, dice. “Es más fácil así, porque la conozco bien y siempre me acompaña. La ficción me permite meterme en la piel de otros y vivir otras vidas. Eso es lo que encontré en la fotografía. Y así fui creando escenas de fantasía, surrealistas, con el único límite en no caer en la vulgaridad; son imágenes que desdoblan los personajes del narrador y del modelo, y que, sobre todo, interpelarán al espectador”.
¿Sus proyectos más inmediatos? “Voy a trabajar con el concepto de Fata Morgana”, concluye Annick. “Me fascina su simbolismo y las posibilidades expresivas que ofrece ese espejismo sobre el horizonte”.

English version:
Annick Vandorpe: when fiction takes the reins.
A Belgian by birth and a resident of the French Riviera, Annick Vandorpe is no stranger to the chromaticism and imagery of those Southern lands. Annick uses photography to capture her concerns and her symbolic vision of life in a logbook that she keeps on Instagram under the title “Car breakdown” and which is already in its 285th episode. And it is not that she wants to do the trick of the car breakdown, that hackneyed male ploy to take dishonorable advantage of the girl seated next to the car driver. What Annick does is to take out her color palette and her machine for creating original compositions and generate a photographic space that becomes an accomplice of the viewer.
As a child, Annick's father had given her a Nikon F3 analog camera. Since then, she got the bug for lenses, dark rooms and film. She trained with renowned photographers, took part in various specialized workshops, intensively practiced the concept of “street photography” and gradually shaped her style, which has been evident for years now through digital photography.
With ‘Car breakdown’ it's as if I'm leading another life, different from my own, in which the story writes itself, without rules. They are like daydreams that I project and people can reflect on them. And there is room for any kind of narrative twist in the story,” explains Annick, whose teachers in the trade emphasized her unconventional look at things, her way of seeing what is around her and the particular manner she has of telling a story.
It is said that there is no such thing as art without constraints. Interestingly, the period of confinement that followed the COVID pandemic was for Annick “a period of absolute freedom, in which ‘Car breakdown’ was for me an open window to the world”.
She was trained in subjects that, in principle, push understanding beyond the everyday: a bachelor's degree in physics and a master's degree in astrophysics. Later, she would turn her hand to freelance press contributions to various publications, including the Financial Times.
Photos can start with a precise idea. Or also with a desire without an idea behind it. But I know that, after a couple of hours of searching, I will find the image in a certain place. However, the images I create are not fixed, they are constantly evolving. They are already part of my life,” says Annick Vandorpe, ”At the beginning, I decided on the fiction. But today, it is often the fiction that controls the situation.”
As a model, she employs her own persona, which benefits from a presence reminiscent of models on international catwalks. “I work with my own shadow,” she says. “It's easier that way, because I know her well and she's always with me. Fiction allows me to get into the skin of others and live other lives. That's what I found in photography. And so I created fantasy scenes, surreal, with the only limit not to fall into vulgarity; they are images that split the characters of the narrator and the model, and that, above all, will challenge the viewer.” Her most immediate projects? “I'm going to work with the concept of Fata Morgana,” Annick concludes. “I am fascinated by its symbolism and the expressive possibilities offered by this mirage above the horizon.”

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