China no sólo exporta baratijas y tecnología clónica

Foto de apertura por cortesía de gigi-unsplash.
Hace siglos que se dejamos de engañarlos como chinos. Las tornas amenazan con darse la vuelta. El poderío chino es hoy incuestionable. Son la fábrica del mundo, en parte gracias a las condiciones laborales que imperan en aquel país y que en Occidente no se podrían aceptar. Pero el mundo mira hacia otro lado. Es más cómodo así, aunque se vaya creando una dependencia muy difícil de contrarrestar.
Un periodista puede escribir de lo que ve, de lo que oye o de lo que investiga o lee en fuentes especializadas. Tuve la ocasión de viajar en misión informativa a Hong Kong, Macao y Taiwán, pero este informe que hoy comparto con ustedes lo escribí en la redacción de la madrileña Carrera de San Jerónimo, en febrero de 1987, elaborado a partir de la que entonces era una inmejorable fuente de documentación: los archivos de la revista “Defensa”, la auténtica, la que dirigió con pulso firme, con olfato de escualo del periodismo, con rigor propio de un cirujano de las galeradas y con agudo sentido de la oportunidad informativa de este sector editorial tan especializado, mi amigo y compañero de fatigas en el diario “Pueblo”, Vicente Talón.
Las fuerzas armadas de la China Popular disponen hoy de más de dos millones de efectivos, los más numerosos del mundo. En el momento de escribir el informe publicado por “Defensa”, la industria de defensa de la República Popular china estaba en plena expansión. En la actualidad, sus pasos de gigante la han llevado a nutrir de armamento a varias regiones del planeta.
Según el CSIS, las armas chinas van a parar a Pakistán, Bangladesh, Myanmar, a países africanos y del Golfo Arábigo (Nigeria, Angola, Arabia Saudí) y a Sudamérica (entre 2010 y 2020, el 85% del armamento chino se le habría vendido a Venezuela).
De acuerdo con el SIPRI (Instituto Internacional de la Paz de Estocolmo), en el citado periodo, China fue el quinto mayor exportador de armas del mundo. Con todo, si consideramos el valor comercial de las transacciones, EEUU superó en esos años en más de seis veces las cifras de China y, si hablamos de Rusia, Moscú exportó cuatro veces más que el gobierno de Beijing. Todo es relativo, ya se sabe. En cualquier caso, estamos lejos de la teoría china del siglo VI antes de Cristo del ¨El arte de la guerra de Sun Tzu¨ que consideraba como arma al medio ambiente. Más cerca de nuestros días (1999), "La guerra sin límites",de Qiao Ling y Wang Xiangsui, que fue visto por muchos como un plan para destruir a EEUU, advierte que la tecnología más avanzada puede caer víctima de procedimientos más tradicionales como el factor sorpresa.La historia reciente lo ha demostrado sobradamente.
Los dejo con el informe de "Defensa".

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