ES MOMENTO DE DESEMPOLVAR LAS MALETAS.

 La pandemia del COVID-19 ha supuesto un golpe brutal en la línea de flotación del negocio mundial de los viajes y el turismo. El mortífero virus y las medidas adoptadas por los distintos gobiernos de todo el mundo han hecho retroceder al sector de los viajes a los niveles de 2019, es decir, un salto atrás en el que se han perdido todos los logros alcanzados hasta ahora. Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), el tráfico aéreo internacional se desplomó hasta el -65,9%. Y según los datos del proveedor global de tecnología para la industria de los  viajes y el turismo Amadeus, la ocupación en el sector hotelero no superó el 36,1%. 



Como consecuencia de la ralentización de la actividad y la congelación de los ingresos, el sector tuvo que reducir la mano de obra para intentar mantenerse a flote el mayor tiempo posible y, si nos atenemos a las cifras citadas por la Organización Mundial del Turismo (OMT), además de los empleos perdidos en la industria turística (más de 62 millones de puestos de trabajo en todo el mundo, lo que deja sólo unos 272 millones de empleos restantes), de los puestos de trabajo que se han mantenido, habría unos 120 millones de empleos en peligro, bajo una espada de Damocles cuyo golpe de gracia depende de los avances en la lucha contra la pandemia.  


Según las cifras de la OMT, las pérdidas causadas por la COVID-19 en el PIB mundial ascienden a 2 billones de dólares. El sector de los viajes, aunque maltrecho, ha reaccionado para salvar un modo de vida que la pandemia liquidó bruscamente. Lo cierto es que viajar forma parte del comportamiento humano. Es una forma de crecer, aprender, compartir, socializar, descubrir, vivir y recordar. Es una necesidad cuya desaparición nos retrotraería a tiempos oscuros ya superados: una especie de nuevo Cretácico en el que los dinosaurios en vías de extinción bien podríamos ser nosotros mismos.

Afortunadamente, se están produciendo reacciones coordinadas a escala internacional para sacarnos del atolladero.  Vacunaciones masivas, aumento de las medidas de higiene y distanciamiento, uso de mascarillas para reducir los contagios y, sobre todo, una voluntad conjunta de levantar esta industria que, en 2019, antes del estallido de la pandemia, generaba uno de cada cuatro de los nuevos empleos en el mundo, mientras que el turismo y los viajes aportaban el 10,6% (334 millones) de los puestos de trabajo a nivel global. El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) estimó el impacto económico de la pandemia en una pérdida de ingresos de 4,5 billones de dólares (3,82 billones de euros). De representar el 10,4% del PIB mundial, el turismo se hundió hasta el 5,5% (véase el gráfico del WTTC más abajo). Estas pérdidas de puestos de trabajo se dejaron sentir en todo el sector, pero fueron las PYMES, que representan el 80% de todas las empresas del sector, las más afectadas. En este sentido, el gigante tecnológico Amadeus ha presentado al Gobierno español un proyecto para reactivar el negocio turístico a través de la digitalización de las pymes hoteleras y de los destinos turísticos. 





Ahora, es imprescindible mantener la reanudación de los viajes internacionales seguros desde junio con la adopción, entre otras medidas, de un programa internacional coordinado de pruebas anti-COVID para todos los viajeros no vacunados que elimine de una vez por todas las cuarentenas, ese toque de difuntos para el turismo. A esto hay que añadir, con optimismo, la adopción por parte de la Unión Europea del llamado Pasaporte COVID que ayudará a impulsar la recuperación de los viajes y el turismo. Estos pasaportes comunitarios con la vacuna COVID-19 entraron en vigor en la UE en julio. Ya desde el 21 de junio, Francia permite el uso de su aplicación "TousAntiCovid" en todo el continente, mientras que en España ya hay más de 200.000 certificados COVID en circulación, un documento que no es obligatorio a la hora de viajar, pero que agiliza los trámites de entrada en un país de la UE al evitar las pruebas adicionales y las cuarentenas que podrían imponerse en caso de que el viajero no tenga el documento y no pueda presentarlo en el aeropuerto. El repunte del sector en verano fue de la mano de las vacunaciones, el final de los estados de alarma la demanda domestica y el uso del Certificado Digital COVID de la UE. Ahora se atisban nubarrones negros en el horizonte con el anuncio de un nuevo confinamiento anunciado por Austria como reacción a un aumento de las infecciones ligado a la baja tasa de vacunación que registra ese país. 

Amadeus lleva muchos meses abogando por la reconstrucción del sector y la colaboración de todos los agentes de la cadena de valor para lograr un ecosistema que permita recuperar la confianza del viajero a la hora de volver a reservar y emprender un viaje seguro.

Ahora se acercan fechas para hacerlo realidad. Pero sobre todo, aunque casi haya perdido la costumbre, no olvide nada a la hora de hacer las maletas y volver a subirse al medio de transporte elegido. ¡Buen viaje!




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