"La pluma tiene más filo que la espada".

Foto de apertura por cortesía de mert-kahveci de Unsplash. Si en España no existe ultraderecha -con sus formaciones paramilitares y sus grupos de choque- como en otros países de nuestro entorno, es debido a que la policía secreta española se infiltró en aquellos grupúsculos y, desde dentro, los hizo desaparecer. Eso es algo que muchos historiadors corroboran. Antes de esa implosión forzada por los servicios secretos españoles, la violencia de ambos extremos del ideario político era algo a lo que la ciudadanía se había acostumbrado. Era la época en que se fabricaban bolígrafos-pistola y sus artífices solían ser descubiertos y acababan tras las rejas. Eran los días en que los objetivos de ETA recibía el tiro en la nuca. Desde la muerte del general Franco a mediados de los años 70 del pasado siglo hasta los años 80, en nuestro país campaban a sus anchas militantes de los llamados "guerrilleros de Cristo Rey", una rama escindida de los carlistas, que lideraba Mariano Sánch

 La ultraderecha dejó de existir en España gracias a la infiltración de los servicios de inteligencia,  que acabaron con esos grupos desde dentro. Pero las cosas no siempre fueron así. En mis inicios como reportero, trabé contacto con diversas agrupaciones radicales que hoy no tienen parangón ni en las formas ni en el fondo. Eran tiempos de ánimos encrespados para quienes veían que se estaban quedando fuera de la foto fija de la política nacional. Recuerdo una pintada en las paredes grises del búnker arquitectónico de la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid, poblada por todo tipo de radicales de izquierda y algunos de derecha: Falange Negra Exterminadora, eso sí que era talento para crear marcas de las que calan hondo.   Les dejo con una exclusiva que fue portada en la célebre revista "Blanco y Negro", semanario de ABC. Una entrevista a Juan Ignacio González , líder del Frente de la Juventud -las juventudes de Fuerza Nueva- que conseguí hacerle en exclusiva semana