"La pluma tiene más filo que la espada".

Nació en Puerto Rico de familia de actores ( su padre fue el célebre actor Juan Calvo ). Armando Calvo fue un actor de carácter que también desempeñó papeles de galán debido a su envidiable porte. En 45 años, desde mediados de los años 30 del pasado siglo, interpretó cerca de un centenar de películas en España, Italia y México. En nuestro país, saltó a la fama con películas " El escándalo " (1943), de José Luis Sáenz de Heredia , o " Los últimos de Filipinas " (1945), de Antonio Román . Español de nacionalidad, en 1946 emigró a la capital azteca, donde se convirtió en el primer actor español que entraba por la puerta grade: fue a menudo pareja cinematográfica de María Félix y otras divas mexicanas, y su fama sirvió para abrir las puertas de la industria de aquel país a otros compañeros españoles de oficio. No fue hasta 1957 cuando regresó a España para intervenir junto a Sara Montiel en " El último cuplé ", de Juan de Orduña , otro éxito de taquilla

Foto de apertura por cortesía de annie-spratt de Unsplash. La fiesta nacional pasa por horas bajas. Diversas formaciones políticas al frente de ayuntamientos donde se celebraban las tradicionales corridas o novilladas pusieron el grito en el cielo. Los derechos de los animales no se estaban respetando, dijeron. Además, algunas de estas formaciones parecían utilizar esta campaña antitaurina como arma arrojadiza contra seguidores contrarios a sus filas, olvidando que el " pan y toros " ( evolución del romano " pan y circo ") también -sobre todo- se dirigía a las masas. La pandemia tampoco ayudó a esta industria. Tras el confinamiento, Madrid permitió hasta el 70 por ciento del aforo, otras ciudades se quedaron en el 50, y en muchos casos el aforo real quedó reducido a un 30 por ciento. Los criadores de toros bravos andaluces perdieron 31 millones de euros en 2020. Pero el llamado planeta taurino, formado por 8 países, sigue en pie. España, Portugal, Francia, Amér

Fue un buen amigo de Ernest Hemingway en España. Al margen de los toreros, los corredores de los Sanfermines y los milicianos republicanos, el murciano José Luis Castillo-Puche compartía con el autor de " ¿Por quién doblan las campanas? " oficio y aficiones. Castillo-Puche había colaborado en los diarios "ABC" y "Ya", y también el el diario "Informaciones", donde debido a un artículo controvertido a finales de los 60, optó por ejercer la corresponsalía de ese rotativo desde la Gran Manzana. Eterno candidato a una butaca en la Real Academia Española de la Lengua, no llegó a ocuparla. Falleció en 2004 como consecuencia de una neumonía; pero antes dedicó parte de su energía a enaltecer la obra de Hemingway, su viejo amigo y compañero de andanzas españolas. Escribió dos libros sobre ese autor: " Hemingway en España " y " Hemingway, entre la vida y la muerte ". También son suyos los guiones para un corto para la televisión en