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Mougins y Antibes: impresiones provenzales a ritmo de cigarra

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Texto y fotos: Juan Girón Roger. Son dos de las perlas de la Costa Azul, la Riviera francesa. Mougins y Antibes. La primera -que se alza en los altos de Cannes- es célebre por sus bosques y porque tuvo de vecino a Pablo Picasso durante años; la segunda -situada entre Cannes y Niza- es conocida por sus murallas, su fortaleza en forma de estrella, y por su marina atestada de lujosos yates. Ambas urbes son pequeños enclaves provenzales con una arquitectura similar en sus barrios viejos, con estrechas calles de suelos adoquinados, sus galerías de arte, sus históricas huellas: Fort Carré -levantado por orden de Enrique II en el siglo XVI- y los vestigios de la presencia de la monarquía monesgasca en Antibes, que no perdía de vista lo que pasaba en la entonces italiana Nizza,que sería anexionada en el siglo XIX por Francia -en controvertidas circunstancias que fueron muy contestadas en la época- y la huella de aquella familia consagró a Mougins como un nuevo Olimpo de l

Arte rumano, en la Costa Azul: destellos de luz, contra las tinieblas del ayer.

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Bucarest, la capital rumana, y Niza, la capital de la Costa Azul, se hermanan en el arte. Paisajes dispares y culturas semejantes logran que los opuestos se acerquen. Niza, con su ambiente provenzal, cosmopolita y bañado por el mar, y Bucarest, una ciudad que ha luchado por dejar atrás la losa gris de las edificaciones del antiguo Bloque del Este cuando regía sus destinos el dictador comunista Nicolae Ceaușescu y recuperar su carácter de urbe integradora, sus lagos, sus jardines naturales. También, se ha esforzado por abrazar su proximidad a los ríos Dâmbovița y al Danubio, lo que le otorga una impronta ribereña. Dos culturas distintas, que se han visto fusionadas en una exposición en el Museo Masséna, en la Promenade des Anglais nizarda, titulada “ Bucarest, inspiraciones azules de Niza ”. Y es que Niza y sus colores han servido de inspiración a un grupo de artistas plásticos de Bucarest, que desde sus raíces latinas, influidas por el peso combinado de lo eslavo y de lo otoma

Lionel Kazan: un pulso contra la imagen efímera y el olvido

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Tuvo delante de su objetivo a estrellas del Séptimo Arte como Brigitte Bardot , Catherine Deneuve , la cantante Sylvie Vartan , Monica Vitti , Françoise Dorléac ( la prometedora hermana de Catherine Deneuve fallecida en un accidente de carretera), Jean Seberg ( la rubia amiga de Jean-Paul Belmondo en “ A bout de souffle ”/” Al final de la escapada ”), Jane Fonda , Deborah Kerr , David Niven , el realizador de cine Otto Preminger , el modisto Paco Rabanne y muchas otras personalidades de la cultura y la moda. Y no, no era un sniper (francotirador) con una carabina de caza. Era más bien un esteta de la imagen, un fotógrafo monegasco de origen ruso-polaco cuyas composiciones y retratos ocuparon durante tres décadas a primera página de las grandes revistas de moda internacional ( Elle -donde logró publicar 92 portadas a los largo de 12 años-, Marie Claire , Vogue , Harper’s Bazaar , Nouveau Femina y Glamour ). Se llamaba Lionel Kazan y, en sus mejores años, se codeó