LOS ÚLTIMOS CINES DE ARTE Y ENSAYO NADAN CONTRACORRIENTE.

Viajar abre la mente. También lo consigue el ver buenas películas. La pandemia ha golpeado con fuerza al sector de los viajes y el turismo. El entretenimiento no ha sufrido menos.

 


                                                                                    Foto de cortesía de Edwin Hooper en Unsplash


Paseaba por el borde de la madrileña Glorieta de Quevedo. Mis pasos me llevaron al panel que anunciaba un programa de cine que proponía varias películas de culto italianas en una sala de cine escondida en esa esquina: Pequeño Cine Estudio. Fue el primer minicine de España, allá por finales de los 70, cuando estas salas se llamaban cines de arte y ensayo, y proyectaban películas underground o de culto, en versión original con subtítulos en español. Estas películas procedentes de los cuatro rincones del planeta atraían a un selecto público de aficionados y conocedores del cine oscuro. Muchas de estas películas representaban verdaderos descubrimientos, ya que eran difíciles de distribuir en los circuitos comerciales.

 


                                                                                                                        Foto: Juan Girón 

La crisis actual ha provocado el cierre de muchas salas: en enero sólo el 38% de los cines permanecían abiertos en España, según Comscore. Algunos de los supervivientes están reduciendo el precio de sus entradas para atraer a más gente a la gran pantalla. Pero los paquetes de programas de televisión de pago se suman a los contenidos gratuitos en Internet, creando un enorme competidor para las salas de cine tradicionales. El Pequeño Cine Estudio (en Magallanes, 1, por si te preguntas dónde está situado) es pionero en llevar piezas del verdadero Séptimo Arte a un público deseoso de ampliar sus perspectivas vitales. Esta sala de cine tiene 105 butacas que ocupar, pero ese viernes sólo tenían un cliente. Sólo una persona estaba interesada en la película que se proyectaba: un clásico de Federico Fellini presentado en pantalla grande.

 


                                                                                                        Foto: Juan Girón

De momento, las empresas o familias que reservan este espacio para eventos privados, fiestas o cumpleaños, son la única esperanza que les queda a los propietarios de este tipo de cines para conseguir algo de oxígeno para seguir respirando. El Pequeño Cine Estudio no recibe ninguna subvención de las autoridades culturales, pero mantiene el tipo. Siguen ofreciendo las joyas clásicas de la Fábrica de Sueños a un público increíblemente reducido.

Al alejarme del local, no pude evitar pensar en una vieja superproducción de Hollywood de los años 40, "Murieron con las botas puestas".




Comentarios

Entradas populares de este blog

Jackeline Cacho, entre las mujeres latinas más influyentes de EEUU: "No podemos huir de los problemas"

Pablo Gonz: ¿Triunfar en la literatura comercial? Es posible, si te olvidas de los escrúpulos.

Vacaciones con el Expediente-X en la maleta