El cadáver que volvió del frío. ¿Ciencia o mito?
Los llamaban los inmortalistas. Empresas a menudo sin demasiados escrúpulos que convencían a las familias de sus clientes de que un paciente con una enfermedad terminal podía ser congelado, crionizado, hasta que se descubriera la cura a su padecimiento.
El negocio prosperó durante varios años en Estados Unidos. Aun hoy cuenta con adeptos. Como colaborador del Dominical del diario Ya, y utilizando el pseudónimo de Juan Román, contacté con una de estas empresas americanas en 1982 y preparé este texto no apto para personas demasiado impresionables.
Les dejo este reportaje digno de "Cuentos de la Cripta".
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