Los años que escribimos peligrosamente

 Si admitimos que el oficio más viejo del mundo es el periodismo, no las casas de lenocinio, tendríamos que aceptar que la primera crónica la habría creado la serpiente ( el diablo) que, según la Biblia, convenció a Adán y a Eva para que comiesen del "fruto prohibido". Eso implicaría que el primer profesional de la información habría sido el demonio, y lo cierto es que, para muchos, somos los legítimos herederos del maligno. Pero no nos dejemos llevar tan lejos.  Pienso en la frase del malogrado rockero Frank Zappa, para quien el periodismo, especialmente el dedicado a la crítica musical, "consiste en gente que no sabe escribir enrevistando a gente que no sabe hablar para gente que no sabe leer."  Edificante, ¿verdad? 

El periodismo, cuando es vocacional, no deja de ser un sacerdocio. En homenaje a todos mis compañeros, comparto con ustedes un artículo publicado en "Pueblo" en 1983 por Eduardo de Guzmán sobre lo peligroso que es pertenecer a este colectivo maldito.. 

El autor del artículo era un periodista histórico, falleció en 1991. Hizo gala toda su vida de sus ideas libertarias. En tiempos de la República, trabajó en diversos medios y durante la guerra civil española, dirigió "Castilla Libre", órgano de la CNT. Tras la contienda fratricida, fue detenido, juzgado, condenado a muerte e indultado, con inhabilitación para ejercer el periodismo (que sólo fue levantada en 1978). Hasta entonces, Eduardo de Guzmán sobrevivió escribiendo con pseudónimo novelas del oeste y policiacas. Pero el oficio, si está bien arraigado,  no se pierde, sino que se refuerza con cada folio que escribimos. 




 

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