Ángeles Guardianes: "Nos atrevemos a que nos importe"

 No son los Ángeles del Infierno, esa organización de  moteros delincuentes que data de la América de finales de los años 40. Pero también llevan alas en su símbolo. En Nueva York son una institución respetada en las áreas más duras de la ciudad. The Guardian Angels (los ángeles guardianes o ángeles de la guarda) son una versión edulcorada del modelo de “vigilante” que suple la acción de las fuerzas del órden allá donde éstas no llegan y ejerce una cierta forma de venganza sobre los malhechores. Ese modelo ha sido tan denostado en la prensa, en la literatura y las películas que nadie quiere verse asociado a tal  figura. 

Los Ángeles Guardianes surgieron por iniciativa de los llamados “Trece Magníficos”, allá por 1979, cuando Curtis Sliwa entrenó y lideró a media docena de voluntarios para patrullar los vagones del metro neoyorquino en barrios poco recomendables. En aquellos años, la delincuencia de todo tipo campaba a sus anchas en la ciudad y la Gran Manzana se iba pudriendo poco a poco.  Sliwa, un católico de ascendencia italopolaca que había sido gerente nocturno de un McDonald´s  en el Bronx y conocía el percal, lanzó el eslogan de “Nos atrevemos a que nos importe” ( “We dare to care”) y pronto empezó a notarse la presencia de patrullas de seguridad formadas por jóvenes con boina roja y el símbolo de un triángulo con un ojo dentro rodeado por alas a ambos lados.  Prevención en lugar de defensa es el principio que los guía. Y entrenamiento en técnicas de autodefensa y ataque para defender a la sociedad de la lacra del crimen callejero. No aceptaban la indiferencia ciudadana ante la delincuencia, el temor a enfrentarse a ella y sufrir las consecuencias de un contacto en las distancias cortas con el crimen ciudadano. Organizados como una ONG  sin ánimo de lucro, compartieron sus conocimientos con otros capítulos a través del país e incluso en el extranjero ( en 2019 abrieron un capítulo en Barcelona enfocado en evitar la actividad de los carteristas).

Sus patrullas de seguridad, antes de salir en misión por el metro o las calles, se registran en alguna comisaría policial:  aspiran a evitar asaltos a mano armada, asesinatos, violaciones, malos tratos y hasta delitos de odio  (por ejemplo, los perpetrados contra ciudadanos asiáticos). Curtis Sliwa sufrió las críticas del alcalde Ed Koch que le afeaba sus métodos y sobre todo no quería civiles patrullando las calles de su ciudad.  En 1992, Curtis Sliwa escapó por los pelos de un intento de asesinato en el que se implicó a los  Gambino, una de las cinco familias de la mafia italoamericana que controlan el crimen organizado en Nueva York. En 2021, Sliwa se presentó a la alcaldía de Nueva York por el partido Republicano.

Su iniciativa se ha expandido a escala mundial. Más de 55.000 voluntarios se calzan la boina roja y se enfundan la camiseta blanca con el símbolo del triángulo alado con un ojo en su interior (Divina Providencia).

En la foto, un recuerdo de cuando, a finales de los años 80 del pasado siglo, les hice una visita y pasé una mañana con ellos en su sede de Brooklyn. Fuera, algunas jovencitas bajo los efectos de la heroína hacían la calle.  




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