Corea del Sur quería aprender "la pasión de los españoles"

 Corea del Sur y su capital Seúl representan importantes fuentes de la más avanzada tecnología. En aquel país asiático se respetan las tradiciones y la negociación de contratos con interlocutores occidentales a veces puede llevar a sorpresas inesperadas ( el empresario al que le estás contando tu oferta de negocio puede estar asintiendo y sonriendo todo el rato... y eso sólo significa que te está escuchando, nada más que eso).  

Entre 1960 y 1990 del pasado siglo, el país experimentó una modernización que lo dejó a distancia por delante de sus vecinos geográficos. A aquello lo llamaron "el milagro del río Han". Pero no fue un milagro. No hubo participación divina, sino una forma de trabajar metódica y una visión empresarial preclara en torno a los poderosos chaebols, gigantescos conglomerados que con frecuencia eran dirigidos por una sola persona o por una familia.  Hubo un momento en que el gobierno español -visitas bilaterales, expediciones del ICEX- coqueteaba con el empresariado surcoreano en busca de un socio estable en Oriente. 

Tuve la ocasión de visitar el país y ver lo que habían logrado en Seúl y en Busan (esta última urbe conocida ahora en Occidente gracias a una película coreana acerca de un vagón de tren lleno de zombis).

 Los dejo con el reportaje que publicó la revista "Dinero" en 1996.








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