"Contra violación, castración" (propugnaba un tercio de la población española)

Dicen que el mal no se soluciona aplicando más mal. También dicen que las ofensas hay que vengarlas "ojo por ojo, diente por diente" (al parecer ya recomendado en el Código mesopotámico de Hammurabi, 18 siglos antes de Cristo). Ello nos lleva a distinguir entre justicia y venganza, algo no siempre fácil de separar. 

La crónica que les propongo hoy fue publicada en 1983 en el diario "Pueblo", un periódico sindicalista pro-gubernamental en los días en que el PSOE de Felipe González se sentaba la Moncloa. 

Habiendo escrito muchos años en la rúbrica de sucesos de diferentes medios, a menudo he oído a los familiares de las víctimas reclamar el mismo tipo de trato para quienes perpetraron el crimen contra un miembro de su familia. Lean y juzguen por ustedes mismos, sopesando los pros y los contras, las ventajas y los inconvenientes y los niveles de brutalidad propugnados por algunos: como la castración o los azotes en la plaza pública. No dudo de que algunas personas echarán de menos en la infame lista la lapidación ( método ecológico, que permite socializar y promueve la actividad colectiva,  el ejercicio  físico y hasta ayuda a mejorar  la puntería...)


 

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