Es la "muerte dulce": aunque no la veas llegar, te quita la vida.

Foto de apertura, por cortesía de peter-fly de Unsplash.
La muerte por asfixia debida al brasero o el hornillo con que muchos ancianos se calentaban en invierno dejó de sorprender a los lectores de las páginas de sucesos. Nada que ver con la idea de "niño muerde perro" ( en lugar del previsible "perro muerde a niño"). Leer estas tragedias se volvió tan habitual y omnipresente en invierno como los muñecos de nieve con nariz de zanahoria. Pero por muy frecuentes que fueran los casos, la evidencia seguía ahí, implacable, como el elefante en la habitación al que todos pretenden ignorar: inhalar el monóxido de carbono expedido por la leña o el carbón que arden en estos utensilios para generar calor puede provocar en pocos minutos un fallo cardiovascular, y éste suele terminar en fallecimiento. Así de fácil, así de peligroso.
Esos hornillos y esos recipientes con brasas situados bajo una mesa camilla, a poco que estén obstruidos o en espacios mal ventilados, desencadenan una deficiente combustión que invita a la "muerte dulce" a pasar a nuestra vivienda. Es como abrirle la puerta a un asesino al que todos conocen, pero del que no todo el mundo se protege.
Aunque los gases generados sean incoloros e inodoros, se produce en la víctima una sensación de fatiga, mareo, confusión y de dificultad respiratoria que, si la habitación no se airea urgentemente y se sale deprisa al exterior para llenarse los pulmones de oxígeno, nos garantiza el tránsito silencioso hacia un mundo mejor.
De acuerdo con los datos de 2020 que maneja la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, la intoxicación por monóxido de carbono es la causante de unas 125 muertes anuales en nuestro país -de entre 5.000 y 10.000 personas intoxicadas por monóxido de carbono-, así como de importantes daños cardiovasculares y neurológicos, sobre todo en invierno. Adivinen por qué.
Los dejo con el reportaje publicado por el diario "Informaciones" en febrero de 1983 acerca de un episodio con final desgraciado. Otro más.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Jackeline Cacho, entre las mujeres latinas más influyentes de EEUU: "No podemos huir de los problemas"

Pablo Gonz: ¿Triunfar en la literatura comercial? Es posible, si te olvidas de los escrúpulos.

Vacaciones con el Expediente-X en la maleta