Tráfico ilegal de armas: las carga el diablo y las venden los hijos de Satanás

Foto de apertura,por cortesía de thomas-def de Unsplash.
"Cariño, ¿vas armado o es que te alegras de verme?", decía Mae West en una vieja película. En España, como en casi todas partes, siempre ha habido armas ilegales. Uno se pregunta cómo pueden entrar y salir sin ser detectadas. En este sentido, recuerdo que hace muchos años, en un viaje a Iraq donde entrevisté a militantes del FPLP en un apartamento del barrio de Baghdad Djadida,un feday ( fedayín en español de la RAE) palestino me ofreció su Kalashnikov AK-47 como regalo. Decliné el ofrecimiento, porque no le encontraba mucha utilidad al fusil de asalto ruso en mi vida cotidiana y, otro detalle nada desdeñable, no me veía metiéndolo en la maleta para después dar explicaciones a la Guardia Civil de Barajas y convencerlos de que se trataba de un recuerdo de valor sentimental.
En España siempre se ha traficado con armas ilegales. Armas calientes que han servido previamente para delinquir, cometer atentados terroristas, o el típico "hierro" (pistola o revólver) para cometer algún asalto a mano armada o quitar a alguien de en medio. El origen de este material suele ser el mismo: robos en arsenales, por un lado, y mafias internacionales, por otro, haciendo florecer el negocio. En octubre del pasado año, la Guardia Civil, colaborando con la Operational Task Force de Europol, desmanteló una organización que se dedicaba a recalibrar pistolas, subfusiles y fusiles de asalto de última generación al sistema Flobert (no requiere ningún permiso de armas ya que se destina al tiro recreativo o para principiantes) con el fin de revenderlas en países del Este europeo, cuya normativa permite este tipo de transacciones.
Hay leyes que pueden frenar este tráfico: el Tratado sobre Comercio de Armas de las Naciones Unidas (2013) o la Ley española de Comercio de Armas (2007), pero los traficantes cuentan con dos aliados muy poderosos: la falta de transparencia de parte de la industria de armamento y la corrupción, elementos que siguen ganando la partida. Y nosotros, ¿qué papel desempeñamos en este comercio? Porque estamos hablando de uno de los negocios que más beneficios aporta a quienes lo manejan: sólo en 2017, alcanzó un volumen de negocio de unos 95.000 millones de euros, según Amnistía Internacional. Mientras, el Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz de Estocolmo coloca a nuestro país en la lista de los 10 mayores exportadores de armas del mundo entre 2016 y 2020 ( el séptimo del ránking detrás de, por orden decreciente de importancia, EEUU, Rusia, Francia, Alemania, China y Reino Unido).
También según Amnistía Internacional, lo más preocupante de este tráfico son las armas pequeñas y ligeras tales como revólveres, pistolas, fusiles, ametralladoras o granadas que integran un arsenal cifrado en unos 875 millones de unidades, el 75 por ciento de las cuales se hallaría en manos civiles. De acuerdo con la misma fuente, cada año se fabricarían ocho millones más de armas, junto con 16.000 millones de unidades de munición, parte de lo cual acabará cayendo en manos de los traficantes ilegales antes de pasar a las de terroristas, bandas criminales, asesinos y delincuentes varios.
Los dejo con el reportaje que publicó el diario "Informaciones", en septiembre de 1982, sobre este fenómeno con interesantes testimonios de miembros la Guardia Civil que llevaban ese área.

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