Vicente Talon: " China es un aliado tácito de los intereses europeos"

Pocas miradas más inquisitivas, pocos análisis tan profundos e imparciales se han realizado en nuestro país sobre la China maoista. Mi buen amigo y compañero en las labores informativas de "Pueblo", Vicente Talon, conoció aquella sociedad de primera mano ya desde 1966 y enseguida desarrolló un interés en aquella estructura política, económica y social que hizo de él uno de los primeros sinólogos serios de la prensa española.
Para comprender la figura del llamado "gran timonel" y su influencia omnímoda en aquellos años, resulta imprescindible acudir a -por lo menos- dos obras del célebre corresponsal de guerra y enviado especial a los cuatro rincones del planeta: "Viaje a la China de Mao", publicado en 1973, y "Adiós, Mao", que salió de la imprenta en 1976.
Talon planteó en 1973 esta interesante tesis: "Mientras que la Unión Soviética y los Estados Unidos no tienen ningún interés en que Europa se una sea fuerte, Pekín sostiene la tesis oficial de que el Viejo Continente debe de alcanzar la más plena y rotunda autarquía. Y esto es positivo (...) para los europeos siempre será confortante saber que a los rusos, a la hora de pensar en marchar sobre Occidente, tendrían que contar con el tigre chino colgado sobre sus espaldas. O, en otras palabras, que la República Popular de China es un aliado tácito de los intereses europeos, no debiendo olvidarse que con el paso del tiempo, esa alianza puede llegar a ser enormentemente determinativa". Es cierto que la China de hoy no es la de Mao, aunque guarda similitudes en el fondo, no en la forma. La situación en Ucrania, para el régimen de Xi Jinping, tendría concomitancias con la de Taiwán y se guarda de declarar ningún tipo de condena al gobierno de su aliado Putin.
En su obra de 1976, el periodista y escritor valenciano resaltaba el reconomiciento español de la República Popular China y el cierre de las delegaciones del régimen de Taiwán (R.O.C., República de China) en España en 1973. "Los contactos entre China y España están llamados, por razones pragmáticas, a desarrollarse en el futuro y nadie piensa que puedan surgir en el horizonte ninguna suerte de problemaS, sobre todo si se tiene en cuenta que el gobierno de Pekín respeta literalmente el principio de la no intromisión en los asuntos internos de ´la otra parte contratante´". El caso ruso-ucraniano es el mejor de los ejemplos.

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