Vicente Talon: "Para el corresponsal de guerra, lo más duro de sobrellevar es la soledad"

 Corresponsales de guerra de los de antes. Sin demasiados recursos materiales. Con cámara analógica y máquina de escribir portátil en ristre. Con ingenio inagotable y profundo conocimiento del terreno que pisaban. Con reflejos siempre a flor de piel. Con la atención en constante "prevengan". Haciendo malabares con las grandezas y las miserias del oficio. Todo lo contrario de quienes denigraban este trabajo escribiendo las crónicas desde el hotel sin jamás pisar, ni de lejos, el frente de batalla. 

Y en su mayoría, cargados del menos común de los sentidos, el sentido común. Recuerdo un consejo impagable de Raúl Cancio ( que sí había estado bajo el fuego en frentes varios)  cuando nos enviaron a ambos desde  "El Imparcial" a cubrir un tiroteo entre policías y delincuentes: "Tú, el primer árbol gordo que veas, te pones detrás, hijo". La profesionalidad no está reñida con la prudencia, pero sí lo está con los espíritus inconscientes. 

Los dejo con un reportaje a dos planas completas que escribí en 1983 para la sección "Carretera y Manta"  (que dirigía Arturo Pérez Reverte desde el área de reporteros del diario "Pueblo"). No están todos los corresponsales que en el mundo han sido, pero los que aparecen en el texto marcaron un antes y un después en la profesión. Juzguen ustedes mismos.  








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