A Probra do Caramiñal, el pueblo más "xeitoso" de Galicia

Fotos: Juan Girón Roger.
Los lectores del diario La Voz de Galicia eligieron A Pobra do caramiñal como el pueblo más bonito ( o como dicen los gallegos, "curriño" o "xeitoso") de la comunidad autónoma gallega. Esta población coruñesa tiene un paseo marítimo ganado al mar, con playitas de agua transparente, con poco margen de arena hasta la orilla del agua que se pueden disfrutar con marea baja.
También hay una amplia playa -a praia do Areal-San Antonio- dentro del pueblo, en cuyo extremo han habilitado un sector canino, y el agua no resulta tan gélida como en algunos otros rincones bañados por el Atlántico. En la parte sur, se puede ver cómo el río Xundeirama desemboca en el mar
No hay que dejar de ver un templo católico célebre en el pueblo, la iglesia de Santiago da Pobra do Dean, con un cruceiro en su atrio y una amalgama de estilos arquitectónicos en su interior que van desde el gótico marinero, el plateresco hasta al renacentista, el barroco o el neoclásico. Hay que destacar que en septiembre celebra su Procesión del Nazareno, a la que también se conoce como Procesión de las Mortajas, donde no es raro ver féretros vacíos en el cortejo, llevados por cuatro nazarenos en agradecimiento por haber sobrevivido a una enfermedad o accidente mortales -me cuentan que, en ocasiones, dentro de los ataúdes, sentada, va la persona que obtuvo la gracia.
Sobresalen también el bello edificio del siglo XVI, coronado por gárgolas, que alberga al museo de Valle-Inclán, y su parte vieja, como el Pazo de la Duquesa de Fenosa.
Cuano el poeta Paul Valéry escribió el poema "El cementerio marino " ("Calmo techo surcado de palomas, palpita entre los pinos y las tumbas; mediodía puntual arma sus fuegos ¡El mar, el mar siempre recomenzado!"), quizá no pensaba en el de A Pobra do Caramiñal. Yo no pude evitar esa evocación. Y ésta se tradujo en un fuerte contraste al encontrar una joven bañista tomando el sol de forma indolente a escasos metros de la rampa que lleva al camposanto. Soledad y baño de sol, mientras dormitaba -junto a quienes ya habían comenzado el "sueño de los justos"- distante y ajena al griterío de los niños o al ruido de las adocenantes rimas del reggaeton de un transitor vecino.La bañista podrá además presumir de que luce un exclusivo "moreno de cementerio". Creo que al escritor americano Edgar Allan Poe le habría gustado esa imagen de la playa junto a las tumbas.

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