Una palabra impronunciable, en boca de todos

Fotos por cortesia de pixabay.
"Tengo las manos sucias. Las he sumergido en la sangre y en la mierda", escribió el existencialista francés Jean-Paul Sartre en "Les mains sales".
El discurso escatolóogico existe en la mayoría de los idiomas. Incluso en vascuence, que se precia de no contar con ninguna palabrota de origen euskaldún en su diccionario ( a la mierda la llaman kakasarra, mierda vieja, y "caca" se ve que no es parte de su idioma). Los anglosajones tampoco son ajenos al uso de esta palabra grandilocuente y apestosa: para decir que uno no está enterado de algo, le dicen "you don´t know shit about this" ( tú no sabes una mierda de esto) y algo que no reúne las condiciones que se esperaban se califica de "shitty" ( mierdento). Y las consecuencias de algo que no se debió hacer o se hizo mal se reflejan en la frase : "when the shit hits the fan" ( cuando la mierda alcance al ventilador).
Los árabes exclaman "Jara!" ( mierda) dando un puñetazo en la mesa y algunos embellecen la palabra añadiéndole "Jara Baqarah!" ( mierda de vaca). Ese mismo término , "bullshit" (caca de toro) designa algo engañoso o mera palabrería hueca en el mundo anglosajón. En medios del hampa, la "mierda" es la "droga" y "un mierda", una persona insignificante. En este sentido, para nuestros primos cubanos, "comer mierda" es comportarse o actuar de forma estúpida.
Pero los que se llevan la palma son los franceses. Emplean esa palabra continuamente en su comunicación diaria los unos con los otros: "¿Vas a venir? ¿Sí o no?" ("Est-ce que tu vas venir, oui ou merde?"). Para decir "¡Pues vaya!" sueltan un "Merde alors!"; para expresar contrariedad, hasta el señor más encopetado dirá esa palabra: "J´ai oublié les cles a la maison. Merde!" ( "Me he olvidado las llaves en casa, ¡vaya por Dios!" sería la traducción políticamente correcta). Otros franceses, preferirán revestir esa palabra de una apariencia de latinajo y exclamarán rotundamente desde su contrariedad: "Merdum!"
En otra acepción de ese término, el significado pasa a tener connotaciones de buena fortuna ( en España, algunos dicen que pisar un excremento trae suerte -yo nunca he estado muy convencido de ello): "Pour tes interrogatoires oraux, je te dis Merde!¨( "Te deseo mucha suerte en tus examenes orales"). Y aquí dice la tradición que no hay que responder con un "Gracias" ("Merci"), ya que entonces el buen deseo pierde efectividad.
Pero a pesar de que esa dichosa palabra pasa de boca a oreja ( más que de boca a boca, que sería una guarrada), sin que el jabón lave las cavidades bucales de quienes acaban de pronunciarla, los franceses son muy exquisitos a la hora de referirse a la mierda. La han convertido en parte de su historia militar y basta con decir "le mot de Cambronne" ( la palabra de Cambronne) y ya todos saben que estamos hablando de mierda. Viene esto de una leyenda según la cual el general Pierre Jacques Étienne Cambronne (1770-1842), que comandaba el último destacamento de la Vieja Guardia Republicana en Waterloo, se habría negado a rendir sus armas al general inglés Colville y le habría espetado "La guardia muere, pero no se rinde". Y como el militar británico insistiese, Cambronne la habría respondido con una imprecación escueta pero muy gráfica:"Merde!" , convertida desde entonces en "la palabra de Cambronne".
Algunos confiteros galos no dudan en ofrecer a la chiquillería merengues con caprichosas morfologías que recuerdan más a un excremento "recién puesto" que a un dulce que acabe de salir del horno. Ahí debe de estar la gracia.
Foto: Juan Girón Roger.
Al otro lado del Canal de la Mancha, algunos británicos preocupados por la malsonancia de la palabra, han conseguido adiestrarse para, en lugar de decir "Shit"¨, convertir el término en "Sugar!" (azúcar), cuya pronunciación hace que suene como ´shúgar´ y permite alargar ese sonido de sh hasta pronunciar "Sugar". En España, no somos menos, y aunque no le llamemos la palabra de Cambronne ni adornemos su sonido con un término edulcorate, también hay gente convencida de guardar las formas y la corrección expresiva. Por eso, a veces podemos oír "¡Miér... coles!" en lugar de una palabra que aunque maldita, es pronunciada por millones de personas de forma habitual.

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