Los franceses ven en España un peligroso competidor en el sector del camping vacacional.

Los franceses, para quienes el camping es una institución muy arraigada en las familias, están poniendo el grito en el cielo. El negocio del camping se les viene abajo. O eso dicen. Incluso afirman que España les está pasando por delante y, claro, se rasgan las vestiduras y les crujen los dientes.
Y es que aquel país del otro lado de los Pirineos representa una tercera parte de la capacidad de acogida en campings a escala europea y una de cada dos plazas hoteleras corresponden al camping, “le camping”. Tiendas, “mobil-homes” (casas móviles prefabricadas fijas o vehículos que permiten habitarlos como vivienda básica), caravanas o incluso chalets son elegidos como forma de pasar las vacaciones por un 72 por ciento de los franceses y por un 28 por ciento de turistas alemanes, holandeses, británicos o belgas. Según refiere el semanario galo Tourmag, el presidente de la Federación Nacional de la Hotelería al Aire Libre, Nicolas Dayot, alerta de que ya se han perdido 300.000 campings en Francia (demasiados impuestos, incendios forestales, grupos inmobiliarios que compran zonas naturales a los ayuntamientos y construyen en ellas...). Dayot señala que “hay que parar la desaparición de campings franceses que está en una caída regular desde hace años. España -añade- ya es el destino número uno y nos está atacando en ese frente. Si no ponemos fin a la hemorragia, toda Francia será desclasificada del ranking turístico mundial”. ¡En otros tiempos, por menos que eso, nos habrían mandado ya a un ejército de húsares con sus sables y sus cañones!
En nuestro país, cuya competencia temen tanto los franceses, para periodos vacacionales, el camping ha venido siendo una alternativa más al apartamento u hotel en la playa o la montaña. Medio ambiente, naturaleza, independencia, son elementos muy valorados en este sector que toca desde los alojamientos más modestos (una simple tienda de campaña individual con saco de dormir) hasta los albergues de lujo sobre la copa de los árboles en lugares exclusivos ( a esto último lo llaman “gampling”).
Según el Instituto Nacional de Estadística, que cita datos de este año, la Comunidad Valenciana es el destino preferido por los viajeros que eligen pasar sus vacaciones en campings, con 670.086 pernoctaciones (y la mayor tasa de ocupación, con el 71,3 por ciento de las parcelas ofertadas), lo que representa un incremento del 8,4 por ciento en tasa anual. Por zonas turísticas, la Costa Blanca (Alicante) es el destino más buscado (y con mayor grado de ocupación, un 86,3 por ciento), con 334.190 pernoctaciones. Los puntos turísticos con mayor número de pernoctaciones son Benidorm, Cartagena y Vélez-Málaga.
Y es que el camping tiene una naturaleza propia que lo hace diferente, como diferentes son las vacaciones que se pasan en sus instalaciones. Desde la básica tienda de campaña rodeada de otras muchas en un paraje próximo a una zona de interés natural, pasando por autocaravanas, bungalós, hasta verdaderos parques de atracciones destinados a entretener al público más joven -esta variante de destino vacacional tipo “resort” es toda una institución en Europa, especialmente en Francia. Allí se puede alquilar un “mobile-home” que no es del todo móvil, pero ofrece una suerte de vivienda prefabricada con su pequeña terraza, un par de habitaciones, cocina-sala de estar y cuarto de baño/ducha. Con su televisión, su microondas y/o cocina a gas con cubertería de apoyo. Después, están las actividades lúdicas, para entretener a la gente, tipo competiciones deportivas en la piscina durante el día y karaokes u otros concursos nocturnos. La piscina, al raso o cubierta, pero siempre vigilada para salvar alguna vida y hacer cumplir el reglamento, atrae a la mayor parte de los campistas durante las horas más intensas de la canícula. Panadería y ultramarinos ofrecen sustento a quienes viven en el camping, en promedio quince días. Una serie de películas francesas protagonizadas por el cómico Franck Dubosc, trilogía fílmica que se ha podido ver en España, saca punta humorística a la vida en este tipo de establecimientos y a quienes los frecuentan con asiduidad.
De acuerdo con plataforma de alojamientos al aire libre Pitchup.com, las reservas en campings españoles crecieron un 982 por ciento en 2020 ( y se abrió una media de 350 campings en España, por debajo a la de años anteriores, debido a las restricciones por la pandemia), impulsadas por la voluntad de estar al aire libre, con mayor seguridad y más al abrigo del COVID-19 y con libertad total de movimiento (los campings no tienen ascensores ni comedores donde se apretuje la clientela).
Foto, por cortesía de marc-destroir de pexels.
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A veces te llevas sorpresas, y en ese sentido, yo tuve la oportunidad de asistir a un concierto del gran Johnny Hallyday junto al camping de Brétignolles-sur-Mer, una villa de la Vendée con poco más de 5.000 habitantes cuando no hay turistas. Y es que el malogrado rockero -una leyenda en los países francófonos- tenía amistad con el alcalde de la localidad y no dudó en incluir ese pueblo en la gira veraniega que lo llevaba a lo largo y ancho del Hexágono. La prensa gala arremetió sin piedad contra Johnny, tachándolo de oportunista y burlándose de que del Estade de France, el Olympia o la Torre Eiffel, hubiese caído tan bajo para cantar ahora ante una audiencia de campistas en camiseta y pantalones cortos. Pero el show estuvo a la altura del que presentó en París y debo decir que aquél fue el hecho relevante de mis vacaciones de julio de 2012: https://www.dailymotion.com/video/xsja6d

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