Lionel Kazan: un pulso contra la imagen efímera y el olvido

Tuvo delante de su objetivo a estrellas del Séptimo Arte como Brigitte Bardot, Catherine Deneuve, la cantante Sylvie Vartan, Monica Vitti, Françoise Dorléac ( la prometedora hermana de Catherine Deneuve fallecida en un accidente de carretera), Jean Seberg ( la rubia amiga de Jean-Paul Belmondo en “A bout de souffle”/” Al final de la escapada”), Jane Fonda, Deborah Kerr, David Niven, el realizador de cine Otto Preminger, el modisto Paco Rabanne y muchas otras personalidades de la cultura y la moda. Y no, no era un sniper (francotirador) con una carabina de caza.
Era más bien un esteta de la imagen, un fotógrafo monegasco de origen ruso-polaco cuyas composiciones y retratos ocuparon durante tres décadas a primera página de las grandes revistas de moda internacional (Elle -donde logró publicar 92 portadas a los largo de 12 años-, Marie Claire, Vogue, Harper’s Bazaar, Nouveau Femina y Glamour ).
Se llamaba Lionel Kazan y, en sus mejores años, se codeó con los grandes de su oficio: Richard Avedon, Irving Penn o Guy Bourdin, por citar a unos pocos. Falleció en 2016 a los 76 años a consecuencia de los efectos del Alzheimer. Su hija Alexandra acaba de montar en Niza una muestra retrospectiva en homenaje a su padre. Porque a Lionel Kazan (nacido como Lev Danielevitch Kazantzeff) no se lo conoce tanto como se debiera, a pesar de que fue una figura clave a la hora de plasmar la alta costura en imágenes icónicas que recrean un tiempo que ahora se recobra gracias a sus creaciones.
Los años 50, 60 y 70 (a partir de entonces, colgaría sus cámaras, considerando la fotografía como algo efímero, y se dedicaría de lleno a la pintura) fueron los de su mayor apogeo. Kazan había contraído el gusanillo de la fotografía siendo todavía un niño, cuando con tan sólo 12 años conoció al director de cine y fotógrafo suizo Marc Allégret en la Costa Azul y éste le obsequió una cámara fotográfica.
La actriz italiana Monica Vitti.
Ese fue el comienzo de una intensa carrera que ahora su hija rescata del olvido, un negro velo sobre la memoria que el propio fotógrafo experimentó de forma personal en sus últimos años. Tuvo la culpa aquella cruel enfermedad que se quiso llevar por delante todos sus años de gloria; pero las placas y los negativos han logrado evitar que cayera en el olvido una carrera triunfal a través de la elegancia y el glamur de la edad de oro de la alta costura.

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