Los 80, ¿aquellos maravillosos años?

La transición española trajo consigo una importante regeneración en el pensamiento, la estética y las artes que se materializó en Madrid en la década de los anos 80 del pasado siglo. Fue algo que trascendió a la llamada Movida Madrileña y se plasmó en una nueva forma de ver y expresar las cosas imbuidas de modernidad y ruptura con el pasado. Estos días la Fundación Canal de la madrileña calle Mateo Inurria exhibe una muestra, sobre todo fotográfica, que resucita aquellos años de rebeldía y de cambio: “Madrid, crónica creativa de los 80”. #expoMadrid80s
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“Una ciudad de alquitrán, hierro, cemento y cristal” ( Mecano)
Se cumple el cuadragésimo aniversario del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid. Fue el 25 de febrero de 1983 cuando se dio nacimiento a la Comunidad Autónoma de Madrid. Ésa fue una década prodigiosa que convirtió a Madrid en la capital cultural del país. Tuvimos cambios de usos y costumbres (se volvió a celebrar el Carnaval tras décadas de prohibición), una Constitución en vigor (la que las Cortes aprobaron en 1978), la legalización y actividad de partidos -hasta entonces proscritos- que abarcaban todo el espectro ideológico, el incendio de la discoteca Alcalá 20 con 82 fallecidos (1983), un Óscar de Hollywood (lo logró “Volver a empezar” de José Luis Garci en 1983), varios sangrientos atentados terroristas de ETA, y hasta un golpe de Estado fallido (el 23-F) . Y desde Madrid se mostró al resto del mundo ssu resiliencia, su pujanza, la frescura de sus ideas y todo lo que los nuevos aprendices de brujos estaban cociendo en la Villa y Corte.
“Madrid tiene seis letras, seis gotas de rubí del corazón” (Pepe Blanco)
Si para Ernest Hemingway, París era una fiesta; en los 80, Madrid era la ciudad pionera del arte más experimental. Se comenzó a mostrar que la creación podía enriquecerse con programas informáticos, grafismos electrónicos, bases de datos en línea, láser, hologramas, CD ROM, y televisión por cable y por satélite. El malogrado filósofo y crítico de arte José Luis Brea dijo que en los 80, Madrid respiraba un aire de entusiasmo. Para inaugurar algunas galerías de arte o presentar exposiciones propias, durante aquellos años nos visitaron artistas de la talla de Andy Warhol, Roy Lichtenstein y Robert Mappelthorp.
Desde el ayuntamiento se fomentó que se pintasen murales en rincones urbanos con el fin de revitalizar el centro de la ciudad y recuperar la tradición muralista de la misma, al tiempo que los grafiteros daban sus primeros pasos, como el célebre “Muelle” que sentó las reglas para los que vendrían detrás de él.
“Cuando la muerte venga a visitarme, no me despiertes, déjame dormir, aquí he vivido, aquí quiero quedarme; pongamos que hablo de Madrid” (Joaquín Sabina)

Alguna prensa extranjera hablaba de que Madrid personificaba una regeneración, un movimiento cultural nuevo creado como reacción a los años del franquismo (tesis que mantenía el crítico musical de “El PaísDiego Manrique en el artículo titulado “La nueva España” -no confundir con la cabecera del diario asturiano de igual nombre- en la revista americana “Rolling Stone”, aunque lo cierto es que el discurso político tuvo menos peso que el color y el hedonismo del nuevo panorama).
La literatura en los 80 dejó obras señeras como “Los Santos Inocentes”, de Miguel Delibes ( que llevaría al cine con gran éxito Mario Camus y del que aún recordamosa al personaje interpretado por el gran Paco Rabal exclamando "¡Milana, bonita!") ), así como otros títulos de Eduardo Mendoza, Manuel Vázquez Montalbán ( con su personaje Carvalho, el detective gallego) , así como los primeros trabajos de Bernanrdo Atxaga, Antonio Muñoz Molina y Rosa Montero. Arturo Pérez Reverte publicó también su primera obra literaria, “El húsar”, mientras las librerías exhibían en sus escaparates nuevos libros de Torrente Ballester, Miguel Marías, Almudena Grandes ( con su premiada “Las edades de Lulú" ), Luis Landero o Maruja Torres.
“Madrid, Madrid, Madrid, pedazo de la España en que nací” (Agustín Lara)
Fanzines, revistas, carteles y tarjetas expresando una nueva forma de plasmar la visión del mundo proliferan durante aquellos años y la contracultura y lo políticamente incorrecto son bienvenidos en las páginas de “El Víbora” o “Anarcoma.”
El cine de la época iba de la mano de directores como Víctor Erice, Pedro Almodóvar, el "oscarizado" José Luis Garci, Carlos Saura, Mario Camus, Fernando Colomo, Eloy de la Iglesia, Fernando Fernán Gómez, Fernando Trueba, Jaime Chávarri, Bigas Luna, Manuel Gutiérrez Aragón o Luis García Berlanga. Cine de calidad con una sólida repercusión en el extranjero. Los carteles de las películas también se contagiaron del nuevo estilo, como demuestran algunos de los realizados por Ceesepe para largometrajes de Almodóvar.
“Madrid, Madrid, le prix que je paie, c’est encore quelques heures sans sommeil, pour me souvenir de toi” /” Madrid, Madrid, el precio que pago son aún algunas horas sin sueño para acordarme de ti” (Nilda Fernández)
La muestra recorre algunos ejemplos de la producción de fotógrafos como Ouka Leele ( que se destacó por colorear sus fotos y crear un híbrido entre fotografía y pintura), Alberto Schommer, Javier Vallhonrat, Ciuco Gutiérrez ( al que tuve de compañero en la Facultad de Ciencias de la Información, rama de Periodismo); Raúl Cancio (compañero en “El Imparcial”) ; José Antonio Rojo ( compañero en la revista “Dinero”, del Grupo Zeta); Jordi Socias; Domingo J. Casas; Marisa Flórez; Eduardo Momeñe; Alberto García-Alix, Alejandro Cabrera; Mario Larrode; Miguel Oriola; Ana Arabaolaza; Javier Campano; Nines Mínguez, y Juan Ramón Yuste, entre otros.
Eran artistas de la llamada “Quinta Generación”, nacidos en la década de los 50, que contribuyeron a hacer de la capital de España el gran centro de fotografía, a lo que tampoco fueron ajenos la creación en 1984 del Departamento de Cine y Fotografía del MEAC (Museo Español de Arte Contemporáneo) y todas las actividades que ha venido impulsando.
La televisión y la publicidad se volcaron en la creatividad. Nuevas ideas, nuevos planteamientos. Debates, ausencia de censura en vocabulario o temas. Los ciudadanos evolucionaban deprisa y recuperaban el paso que habían perdido frente a la ciudadanía de otros países europeos.
“¡Ah, no!; ¡sin vivir en Madrid no lo entenderás!” (Burning)
La música de aquellos años incluía nombres que hoy son ya célebres. Miguel Ríos, La Unión, Mecano, Alaska y los Pegamoides, Radio Futura, Loquillo, Paco Clavel (creador del estilo “cutre-luxe”), Pedro Almodóvar y Fabio Macnamara, Alaska y Dinarama, Nacha Pop, Gabinete Caligari, Burning, La Mandrágora ( Krahe, Sabina y Pérez), Loquillo y los Trogloditas, Triana, Obús, Los Secretos, y tantos otros.
Muchos de ellos actuaban en directo en la sala Canciller del madrileño barrio de la Concepción (que se reconvirtió en sala de cine y actualmente en un supermercado de alimentación de una conocida cadena alemana) o sus temas se escuchaban en establecimientos míticos como La Vía Láctea, cerca del Dos de Mayo de Madrid, o en las salas de conciertos Clamores( que desde 1981 difundió el jazz entre nosotros) , Marquee, Rock-Ola o Honky Tonk( esta última se abrió en 1987).
Podríamos concluir con aquel título pop de finales de los 60, Those were the days, my friend!(¡Qué tiempo tan feliz!), pero los 80 no fueron ni todo risa ni todo llanto. Aunque pocos pueden negar que aquélla fue una etapa que aportó aire fresco a la cultura y a la creatividad populares.

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