El mastodonte que surgió del frío.

Lo recordamos como el entrañable protagonista de la película de Disney “Edad de hielo”, pero el mamut fue el equivalente en tierras inhóspitas y heladas del elefante que conocemos en África o Asia. Se lo clasificó como paquidermo, pero realmente era un proboscidio ( referido a su trompa, probóscide) que venía a pesan alrededor de 6 u 8 toneladas, aunque los machos más volumninosos pudieron superar las 12 toneladas.
La Fundación CaixaForum nos trae la reconstitución de un mamut lanudo de Siberia con piezas de distintos especímenes de la misma especie y también con algo de resina para las partes que no se pudieron encontrar. El esqueleto impone por su tamaño -aunque el lanudo era más pequeños que los que le antecedieron y también los que vendrían más tarde- y la fuerza que se le presume. Curiosamente, el mamut no es el antecedente del elefante, sino que ambos comparten un mismo ancestro hace unos 6 millones de años. Fue hace alrededor de 40 siglos cuando el último de los mamuts pisó las blancas estepas. La temperatura global había aumentado y favorecido la extensión de bosques en detrimento de la pradera, hábitat del citado paquidermo, lo que sumado a la caza sistemática de la que era objeto dio como resultado syu extinción. Fue hace 4.000 años cuando vivieron los últimos mamuts en la isla de Wrangel en el Ártico ruso. Pero antes de que llegase su final, el mamut constituyó para los humanos una importante fuente de proteína, grasa, piel y materia prima para la construcción de herramientas, armas y habitáculos. Ya entonces, el marfil cobró suma importancia y valor, ya que se utilizó para tallas y esculturas.
Para algunos científicos puede que no todo esté perdido. Hay iniciativas que tratan de volver a la vida a los mamuts a partir de ADN de restos de ejemplares bien conservados. Existen obstáculos científicos todavía y también se ha abierto una controversia internacional sobre si es ético o no “des extinguir” a un animal de tiempos remotos.
Presencia del mamut lanudo.
Un detalle curioso de estos proboscidios es que como los elefantes mudaban sus molares cinco veces a lo largo de su existencia, y estas piezas dentales ganaban en tamaño y en numero de crestas para enfrentarse a una dieta más abrasiva , más rica en hierba y en un entorno crecientemente más frío. Para combatirlo, la naturaleza lo había dotado de tres tipos de pelo: cinco centímetros de fino vello para no perder calor, de 15 a 30 centímetros de pelos largos que aseguraban su aislamiento, y 90 centímetros de pelos huecos y gruesos a lo largo del mentón y los flancos, mientras un líquido de sus glándulas sebáceas impermeabilizaba su pelambre. Además, contaban con una espesa capa de grasa de ocho a 10 centímetros para ganar en aislamiento, asó como cola y orejas de pequeño tamaño para evitar las pérdidas de calor.
Defensa de hembra de mamut lanudo.
Estos gigantes emigraban hacia el sur en invierno en manadas de 12 individuos. Su dieta se basaba en unos 180 kilos de hierba diarios por animal y sus hembras gestaban durante nada menos que 22 meses. Los mamuts se enzarzaban en combates contra otros machos de su especie durante el período de celo. La caza intensiva, el cambio climático y la pérdida de su hábitat pudo con todos ellos. Eran demasiados factores combinados y su efecto fue devastador.
Ocurrió hace 4.000 años. Pero a los elefantes aun los tenemos con nosotros. De momento. Veo la figura del pobre y desvalido Dumbo reflejada en toda la especie. Antes de que sea demasiado tarde y los cazadores furtivos y el comercio ilegal de marfil borren del mapa a los elefantes, la colaboración privada y de los gobiernos tiene que asegurar su supervivencia.Se lo deben a la sociedad y al planeta.

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