Vacaciones con el Expediente-X en la maleta

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¿Visitar parajes de ensueño? ¿Quizas destinos turísticos masificados? No. Este tipo de viajero busca otra cosa. Algo intangible, misterioso, no demostrado. Se trata del llamado turismo ufológico (de UFO, “objeto volador no identificado” -OVNI- en inglés).
Según CaribbeanNews.com, este tipo de turismo está conociendo un auge del que no disfrutaba desde los años 50 ó 60 del pasado siglo. Este perfil de turista viaja con la esperanza de avistar Ovnis, visitar lugares donde se los ha visto o encontrarse cara a cara con un hombrecillo verde. El resultado del desplazamiento no se garantiza, pero no habrá quien le quite la emoción de fundirse con el paisaje que alguna vez fue (o no) escenario de la presencia extraterrestre.
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Fue en los años 40 cuando este fenómeno cobró popularidad. En Roswell, Nuevo México (EE. UU.), allá por 1947, un granjero vio cómo se estrellaba un platillo volante. Ello desató un mar de teorías de la conspiración y especulaciones respecto a la presunta ocultación de pruebas -incluyendo el cadáver de un alienígena- por parte del ejército.
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De ahí nacería toda una cultura ufológica apoyada por la literatura (Isaac Asimov, Ray Bradbury, H.G. Wells, Fredric Brown), el cine (“Ultimátum a la Tierra”, “La guerra de los mundos”) y la televisión (“Star Trek”, “Rumbo a lo desconocido”, “V”, “Los invasores”, “Expediente-X”).
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La ufología es un fenómeno de masas. Y España no es ajena al interés de estos particulares turistas. Se ven a sí mismos como cazadores de evidencias de la existencia de los marcianos.Y no dudan en hacer las maletas y peregrinar a los que consideran como destinos favoritos de los extraterrestres. Su motivación no es otra que experimentar lo inexplicable, explorar lo desconocido y llevarse un recuerdo inolvidable de la fantasía o la realidad no documentada.
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Entre los destinos ufológicos en nuestro país destacan los siguientes:
1/El monasterio benedictino de Monserrat, cerca de Barcelona, está junto a una montaña en la que, desde 1977, se dice que se han avistado buen número de “naves trazadoras”.
2/El tinerfeño Valle de Ucanca ha sido testigo de diversos avistamientos; de hecho, en junio de 1989 se realizó una alerta OVNI” en el Parque Nacional del Teide a la que acudieron 40.000 personas que, por desgracia para ellos, volvieron a sus casas sin haber experimentado nada, salvo una noche en blanco.
3/La Montaña Roja, en la tinerfeña zona turística de El Médano, se considera como uno de los puntos calientes para el avistamiento de ovnis en España (entre 1977 y 1991, Canarias registró 15 casos de presuntos avistamientos).
4/Gáldar (Gran Canaria) fue escenario de la aparición de objetos luminosos en junio de 1976. Hubo varios testigos y, al parecer, el multimillonario Laurance Rockefeller patrocinó una investigación que, a partir de 1999, asumiría el gobierno norteamericano.
5/Robledo de Chavela,en Madrid, donde se hallan las instalaciones y enormes antenas de la NASA y el INTA, habrían sido visitadas por naves no identificadas: fue en los años 80 cuando cuatro objetos luminosos desfilaron sobre el pueblo con dirección a las antenas de las citadas instalaciones; por si esto fuera poco, algunos lugareños afirmaron haber visto a un humanoide en la zona.
6/ La localidad valenciana de Manises cuenta con un Expediente-X propio. Fue en noviembre de 1979 cuando el piloto de un avión de pasajeros que había salido de Mallorca con destino a Tenerife tuvo que aterrizar en Valencia de forma precipitada. Dijo que había visto varios objetos luminosos rojos que se volaban y se disponían a colisionar con el aparato comercial. Un caza del Ejército del Aire trató infructuosamente de darle alcance. Los radares hallaron más tarde que esos objetos aparecían y desaparecían a gran velocidad. Nunca se pudo dar una explicación científica del caso.
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Otros destinos internacionales del turismo ufológico son el citado Roswell, en Nuevo México; Área 51, en Nevada (EE.UU.); el pozo Wycliffe, en Australia; el bosque Rendlesham (llamado “el Roswell británico”), en el Reino Unido; los geoglifos de Nazca, en Perú; el Valle de Hessdalen (con sus enigmáticas “luces Hessdalen”), en Noruega; y el desierto de Sedona, en Arizona (EE.UU.)
Foto por cortesía de Max.Flinterman de Pexels
Los turistas más pudientes tienen opciones más extremas, como los viajes al espacio que ofrecen compañías como Virgin Galactic, de Richard Branson; Blue Origin, de Jeff Bezos; World View ( viajes en globo por la estratosfera) o SpaceX (“servicio a la órbita terrestre, la luna, marte y más allá”), de Elon Musk. Se convierten así en pasajeros de naves que los transportan a 80 kilómetros por encima de la Tierra durante 90 minutos a cambio de desembolsar el "módico" precio de 400.000 dólares por la tarjeta de embarque al espacio exterior.
Y si es usted uno de esos turistas ufológicos, dispone de soluciones para todos los gustos. Usted puede organizarse el viaje al margen de las agencias, recurrir a alguna empresa de viajes a medida o especializada como UFOcamping Ecuador® o arrellanarse en su sillón favorito y abrir el libro “Crónicas marcianas”, de Ray Bradbury. Esta última opción lo llevará mucho más allá y sin moverse de su sala de estar.

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