Mougins y Antibes: impresiones provenzales a ritmo de cigarra

Texto y fotos: Juan Girón Roger.
Son dos de las perlas de la Costa Azul, la Riviera francesa. Mougins y Antibes. La primera -que se alza en los altos de Cannes- es célebre por sus bosques y porque tuvo de vecino a Pablo Picasso durante años; la segunda -situada entre Cannes y Niza- es conocida por sus murallas, su fortaleza en forma de estrella, y por su marina atestada de lujosos yates.
Ambas urbes son pequeños enclaves provenzales con una arquitectura similar en sus barrios viejos, con estrechas calles de suelos adoquinados, sus galerías de arte, sus históricas huellas: Fort Carré -levantado por orden de Enrique II en el siglo XVI- y los vestigios de la presencia de la monarquía monesgasca en Antibes, que no perdía de vista lo que pasaba en la entonces italiana Nizza,que sería anexionada en el siglo XIX por Francia -en controvertidas circunstancias que fueron muy contestadas en la época- y la huella de aquella familia consagró a Mougins como un nuevo Olimpo de las artes, cuando el Castillo de los Grimaldi se convirtió en Museo Picasso en 1966.
Muchos restaurantes salpican la zona, con una oferta gastronómica que le es propia: el estofado de mariscos y pescado con verduras bautizado como bullabesa, el guiso de verduras conocido como ratatouille, la brandada de bacalao, el pan fougasse, la tapenade, o la ensalada nizarda.
Sus agradables temperaturas y lo pintoresco de la experiencia, hacen que una visita por el mercado provenzal de Antibes merezca la pena. Los bucólicos paisajes circundantes, con el Atlántico a un lado y los nevados Alpes al otro son un bálsamo para la vista. No es raro escuchar los conciertos de las cigarras que nos llegan desde los campos. Sumemos a esto una avidez comprensible de captar turistas de todo el mundo que emana de buen número de viviendas con la enseña de airbnb, y tendremos listo el plat du jour de la zona.
Algunos visitantes destacan que les maravilla que estas poblaciones que se ofrecen al turismo como un tesoro de profundas raíces históricas, incluso medievales ( no olvidemos la presencia templaria en Biot, otro pueblo de la zona), sorprendan por lo nuevo de sus infraestructuras y lo cuidado de sus calles, siempre en un pulcrísimo estado de revista. El nivel de vida es elevado en la Costa Azul y los impuestos se emplean en parte para embellecer estas localidades. Debido a la calidad de vida y a que su médico no habitaba lejos de allí, el pintor malagueño Pablo Picasso vivió en el Château de Vie en Mougins de 1961 hasta su muerte en 1973.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Jackeline Cacho, entre las mujeres latinas más influyentes de EEUU: "No podemos huir de los problemas"

Pablo Gonz: ¿Triunfar en la literatura comercial? Es posible, si te olvidas de los escrúpulos.

Vacaciones con el Expediente-X en la maleta