Así transgredían las normas en el barroco veneciano

Sátiros, adivinadoras, bacanales, amistades peligrosas y equivocas. Todo ese entorno mitológico pasado por un tamiz de religiosidad se muestra estos días en A Coruña en una exposición organizada por la Fundación Barrié y la Fondazione Querini Stampalia en torno al arte barroco y rococó veneciano: Dioses y héroes del Barroco veneciano. De Tintoretto a Luca Giordano y Sebastiano Ricci.
Dioses y héroes, imaginados por artistas venecianos del siglo XVII como Luca Giordano, el manierista Tintoretto, el naturalista Caravaggio, José de Ribera “El Españoleto”; Vincenzo Coronelli; Pietro Liberi; Sebastiano Ricci, artífice de composiciones marcadas por la sensualidad corporal de sus modelos; Tintoretto, el artista de los osados escorzos y el dramatismo lumínico. La laguna de Venecia brilla en aquellos días como “maravilla de las maravillas”, una república admirada por su naturaleza acuática y por la sabiduría de sus gobernantes, todo esto fomentado por el aparato propagandístico de los líderes venecianos, que supieron promover su ciudad-Estado, su habilísima diplomacia y sus próceres como ejemplo para el mundo.
El tremendismo, lo macabro de las imágenes resaltadas por tonos claroscuros -un siglo más tarde, la pintura veneciana recuperaría la luminosidad pictórica- gana seguidores y los temas profanos se funden con la imaginería católica: Venus, diosa del amor; Proserpina, diosa del inframundo; misteriosas sibilas, sacerdotisas semidiosas dueñas del devenir, que ahora predicen la llegada de Cristo.
La Contrarreforma no hacía fácil para los artistas tratar temas atrevidos como la lujuria o el lesbianismo. La alegoría se convierte en el recurso para rozar y hasta entrar de lleno en asuntos prohibidos. Amor, muerte, pasión, sangre, sensualidad, tormento desfilan por los lienzos desafiando censuras. Fue también el inicio de la decadencia veneciana. Al fulgor de la bengala que brilló en el firmamento veneciano seguiría una paulatina caída en la oscuridad: hasta que, en 1797, el Gran Consejo declaró la disolución de la Serenísima República de Venecia, como había exigido Napoleón, cuyas tropas entrarían poco después en la ciudad de los canales.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Annick Vandorpe: cuando la ficción te arrebata las riendas.

Pablo Gonz: ¿Triunfar en la literatura comercial? Es posible, si te olvidas de los escrúpulos.

Diario "Pueblo": cuadragésimo año tumbal.