Diario "Pueblo": cuadragésimo año tumbal.

Hoy se cumplen 40 años del controvertido cierre del diario "Pueblo". Ya saben, aquel popular diario de la tarde era de titularidad estatal, y el gobierno socialista decidio quitárselo de enmedio aduciendo que era deficitario -como también era el caso de otros medios oficiales como Televisión Española, Radio Nacional o la Agencia EFE. Esos medios fueron mantenidos y se los siguió subvencionando, a diferencia de "Pueblo", que ni siquiera formaba parte del plan de venta de los llamados medios de comunicación social del Estado.
¿Las razones del cerrojazo? Hay distintas escuelas de pensamiento al respecto, pero la más respaldada es la que indica que aquel rotativo de la calle Huertas de Madrid suponía una competencia directa para el diario privado que el PSOE favorecía como portavoz oficioso. ¿Era tan complicado mantener un canal informativo que contaba con fieles lectores y seguía reinventándose cada día para ganar más? Pues debía serlo, ya que la oportunidad de beneficiar a compañeros de viaje se antepuso a la de preservar una mayor pluralidad informativa.
"'Pueblo' fue una escuela de periodismo, una escuela de pensamiento, una escuela de tolerancia y libertad absolutas.Todas las ideologias y criterios convivían sin anular al contrario. Feministas, anarquistas, falangistas, comunistas, conservadores, apoliticos trabajan con una meta común: informar al lector de forma independiente. Tuve la suerte de aprender desde abajo. Era una chica muy joven entonces, pero al 'hacer Sucesos' enseguida me dijeron lo que era un 'fiambre': recuerdo que llegando a la calle Mesón de Paredes, donde habían asesinado a una prostituta, pregunté a los policías: '¿Dónde esta el fiambre?' y me miraron con el respeto que se debía a un veterano en aquellas lides". Quien rememora aquel ambiente de sabuesos de las rotativas en los años de la Transición es Yolanda Alba, que fue colaboradora fija de "Pueblo" entre 1977 y 1984, antes de trabajar en "Tiempo", "El País", o "Libertad Digital", entre otros medios.
Pablo Torres, autor del inédito "Diario Pueblo, periodismo de trincheras", recuerda algunos aspectos del ambiente que se vivía en medio de aquel equipo de máquinas humanas de levantar exclusivas. "En la sección de Sucesos estaban los tipos más humanos de la Redacción, con su coraza de tipos duros. Su periodismo no tenía nada que ver con ese periodismo de los norteamericanos, siempre enganchados a una botella de licor de alta graduación, vodka o whiskey; siempre jugando al póker, siempre metidos en líos de faldas. Esas caricaturas se las dejaban al cine, que así ridiculizaba a la profesión. También en Sucesos estaba Francisco Minaya, Paco Minaya, un periodista auténtico, de extraordinaria sensibilidad. Recuerdo su crónica sobre el camping de Los Alfaques, en 1978, con fotografías de Rafael Boutellier. También destacó Francisco Pérez Abellán, con sus extraordinarias crónicas sobre el asesinato de los marqueses de Urquijo o el crimen de los Galindos. Y no se puede dejar fuera a Antonio Echarri, periodista capaz de precisar hasta los detalles más nimios en cualquier suceso violento…" A ese grupo habría que sumar al propio Pablo Torres, que firmó una célebre entrevista exclusiva con Eleuterio Sánchez,'el Lute', mítico foragido del tardo-franquismo que mantuvo en jaque durante años a las fuerzas de seguridad del Estado y protagonizó sonadas escapadas de las cárceles.
Con juicio visionario, el escritor Francisco Umbral había escrito una columna en el diario "El País" justo cuatro años y un mes antes de que cayera el telón definitivo sobre "Pueblo". "Ese periodico, que es ya una cooperativa ideologica, debiera salvarse en forma de cooperativa económica y efectiva", indicaba Umbral, advirtiendo al gobierno de UCD del error que cometerían si acababan con el histórico rotativo: UCD no lo hizo; pero al PSOE no le tembló el pulso al firmar la sentencia de cierre con la que se hacía callar al rotativo para siempre.
Por su interés, reproduzco su comentario ("El caso PUEBLO". 17/04/1980. "El País") :
"Me inquieta todas las tardes el caso Pueblo, el caso del diario Pueblo, cuando me acerco entre dos luces -la de la vida, la de la muerte, que diría un clásico tirando a romántico- a comprar la prensa vespertina, en su mayor parte épica. Informaciones había ido desgastando últimamente su fisonomía hasta ser un periódico sin rostro, como una vieja medalla mal labrada. Pero Pueblo seguía y sigue viviendo de la marcha que le metiera hace treinta años Emilio Romero, y está en una apreciable tirada de 80.000 ejemplares.La prensa del Movimiento hubo que cerrarla, aparte de exigencias democráticas, porque era ruinosa. Pero Pueblo sigue ahí. Lo que prueba (como siempre quiso sostener sofísticamente Romero) que Pueblo no era exactamente prensa del Movimiento, aunque quizá fuese algo incluso peor, más ambiguo y confusionarlo. Técnicamente, en todo caso, era -¿y es?- mucho mejor. Pienso que Pueblo se vende por sus grandes reportajes, por lo que conserva de revista diaria, por su tratamiento ruidoso del fútbol y el crimen pasional. En todo caso, no ha caído en el error de querer ser EL PAIS de por la tarde. Así, el pueblo que compra Pueblo puede que lo haga apolíticamente, puede que compre un magazine más que un diario de opinión, ya que la opinión del Estado (que no debe tener opinión), filtrada por la opinión del Gobierno de Meliá, que siempre son contradictorios consigo mismos, y filtrada a su vez por la opinión de UCD, que quiere y no quiere ser algo más que el Gobierno, algo más que el Poder, Filtrada finalmente por la opinión del propio periódico, supone un proceso complejo de filtraciones, una destilería periodística de la que difícilmente puede obtener un trago el lector de media tarde.
Pero la estructura técnica de Pueblo, la inercia populista de Romero, ese medio millón escaso de lectores y, sobre todo, la variada botánica ideoIógica de obreros y redactores del vespertino, hacen de Pueblo, me parece a mí, una ternera de dos cabezas, o de mil, en el periodismo dernocrático.
Hombres como Eduardo Rico, Antonio Casado, Raúl del Pozo, el poeta José Luis Jover, casi todos de la vieja guardia de Pueblo (que nada tienen que ver con la vieja guardia de Franco), más todo un elemento humano pululante de comunistas, socialistas, retrofranquistas, oficialistas, ucedistas, en redacción y talleres, de López-Negrín al fotógrafo Santiso, hacen de Pueblo un complejo humano y prof`esional difícil de definir, lamentable de eliminar y urgente de resolver. No costaba nada cerrar el Arriba, que era el santuario en huecegrabado de las sucesivas mitologías joseantoniano/franquistas, pero es más complicado, más doloroso, más difícil, cerrar Pueblo., y, sobre todo, que el caso está clamando al cielo de la Moncloa, por esos 80.000 compradores, por esos excepcionales profesionales que hacen el periódico, por la personalidad que aún le resta y por el delicado equilibrio político que se ha conseguido en el régimen interno, en el clima de trabajo, donde Raúl del Pozo baja a talleres con una botella como una antorcha de vino, para los obreros, o Eduardo Rico aplica análisis hegelianos al estreno de la noche anterior.
Después de la voladura simbólica o fáctica de diarios madrileños tan acuñados como Madrid o Informaciones, es posible que Pueblo vuele cualquier tarde, dejando en la calle, o en el anónimo burocrático, a una masa de obreros expertos y una gavilla de escritores con personalidad. UCD no debe hundir el torpedero más importante de su anterior escuadra franquista, ni desguazarlo como el Canarias. Ese periódico, que es ya una cooperativa ideológica, debiera salvarse en forma de cooperativa económica y efectiva. Digo yo.
"
Foto: cortesía de Elisa Cabot @https://www.flickr.com/
Recientemente, se han digitalizado los fondos del periódico y ya se pueden consultar.
El tiempo que pasé trabajando en su sección de reporteros fue muy intenso y feliz. Su recuerdo viene con retazos sonoros: teclas que golpean frenéticamente el carro de la Hispano Olivetti para llegar antes del cierre.
Si sienten curiosidad por ese mundo periodístico que ya se fue, pueden encontrar más detalles de aquel entorno irrepetible en este enlace.
La redacción de "Pueblo", en la quinta planta del edificio, era el aula -o si lo prefieren, "el lugar del crimen"- de "plumillas" y "foteros" de la que llamaban "prensa canallesca". Hace hoy cuatro décadas que le pegaron un tiro en la nuca.
Aquella deflagración y sus consecuencias hicieron del periódico un trozo de historia, pasto de hemerotecas. Sus rotativas pararon, su voz enmudeció de forma definitiva. Las luces de la redacción se apagaron para siempre. Y "Pueblo" entró en la leyenda.

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