Turismo saudí: ladrillos de barro, frente a estructuras futuristas.
Texto y fotos: Juan Girón Roger.
La ciudad futurista de NEOM, uno de los proyectos más ambiciosos de Arabia Saudí, está perdiendo fuelle. Este megaproyecto urbano a orillas del Mar Rojo y el golfo de Aqaba se lanzó en 2017, pero no termina de cuajar.
Los saudíes se están encontrando con obstáculos económicos, administrativos y de orden técnico (escasez de agua, condiciones extremas en el desierto y complejas infraestructuras). El Fondo de Inversión Pública (PIF) del Reino de Arabia Saudí ha reconocido pérdidas en esta iniciativa que pretendía dejar al mundo boquiabierto.
Sin que sirva de precedente, lo viejo le toma la delantera a lo nuevo. El turismo basado en lugares históricos va viento en popa. Los destinos relacionados con la herencia histórica saudí se promueven con cuantiosos recursos y los esfuerzos dan sus frutos. Sólo por este concepto, los saudíes ingresaron más de 5.000 millones de dólares el pasado año y para 2033, esperan aumentar la caja hasta los 8.500 millones de dólares.
La idea es que sus lugares históricos reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO sirvan de imán para atraer turistas: Diriyah, AlUla, Al-Balad en la ciudad costera de Yeda. En Riad, destaca At-Turaif, uno de los mayores distritos hechos de ladrillo de adobe del mundo (235.000 kilómetros cuadrados), que fue la sede del gobierno del primer Estado Saudí (siglo XVIII).
Desde 2019 hasta 2024, las llegadas de turistas crecieron un 69 por ciento. Buena parte del pastel turístico proviene del turismo de peregrinos ( Hajj y Umrah) , que -con 12.000 millones de dólares al año- representa la segunda fuente de ingresos del país después de los hidrocarburos.
La llamada Visión 2030 saudí, eje de la modernización de aquel Reino, busca alternativas que diversifiquen los ingresos por petróleo y atraer turismo es uno de sus puntales.
El país se está transformando. Y pensar que hace unos siete años en el país no existía el entretenimiento ( quienes podían se iban a ver películas -y a soltarse el pelo- a Bahrain). Hoy las cosas han cambiado mucho. Cines, una amplia oferta de restaurantes de todo tipo, y la mirada vuelta hacia el mundo. Las mujeres ya no deben limitarse a atisbar el exterior a través de las celosías de madera de sus miradores ( el llamado roshan hiyazi ): en Riad, las jóvenes sin niqab (el velo islámico que sólo deja al descubierto los ojos) frecuentan los centros comerciales o toman un refresco en la amplia calle Tahlia.
Arabia Saudí ha revisado al alza su objetivo de lograr 150 millones de turistas al año a partir de 2030. Van a invertir 200.000 millones de dólares en los próximo 5 años para consolidar este crecimiento. Su ministro de Turismo confía en que el 40% de los puestos de trabajo derivados del turismo los ocupen mujeres y el 80% sean para la población juvenil saudí. Bienvenidos sean los turistas. Quedaron atrás los prejuicios sociales que hace pocos años señalaban a la migración irregular como “basura del mar” (tarsh bahar).
Comentarios
Publicar un comentario