Los sitios históricos de Portugal atraen a un número creciente de turistas.

(Foto: Juan Girón Roger)
Texto: Juan Girón Roger.
Existe un fuerte interés en el turismo patrimonial en destinos portugueses. Este segmento de viaje movió en 2024 más de 1.000 millones de dólares y se espera que crezca un 15,5% cada año hasta 2033. Los turistas atraídos por este tema exploran castillos, ruinas arqueológicas, iglesias, universidades y otros puntos de interés histórico del país vecino.
Acabo de regresar de una visita por el norte y centro de Portugal (Coímbra, Águeda, Óbidos y Viana do Castelo). Eso me ha permitido redescubrir la gran riqueza histórica que brindan muchos de los destinos turísticos al otro lado de la invisible frontera con nuestros primos del Oeste peninsular.
Coímbra es una de las ciudades más antiguas del país vecino: se remonta a asentamientos romanos como Conímbriga, y durante la Edad Media fue capital del Reino de Portugal. También brilló como un importante enclave durante la época medieval, cuando los reinos cristianos de la Península Ibérica luchaban contra la ocupación musulmana. La Reconquista, una guerra en la que colaboraron y compitieron los reinos cristianos de Portugal y España, marcó la historia de la ciudad. Además, Coímbra -una de las rutas del “Camino Portugués” que enlaza con el “Camino Francés”- fue punto de paso para peregrinos españoles en ruta hacia Santiago de Compostela desde el sur de España, lo que reforzó los lazos culturales y religiosos entre ambos países.
Su universidad es una de las más antiguas de Europa, y sus estudiantes con camisa blanca y traje y capa negros compiten para ofrecer a los visitantes recuerdos tales como bolígrafos o figuritas que les sirven para recaudar fondos no se sabe muy bien si para viajes de fin de curso o para sufragar otro tipo de gastos.
No lejos de Coímbra se encuentra Águeda, la ciudad con nombre de mujer, se encuentra en una región que fue escenario de movimientos de tropas y alianzas entre Portugal y los reinos de León y Castilla. Durante la Edad Media y la Reconquista, la frontera entre ambos países fue dinámica, y la cooperación y los conflictos fronterizos dejaron huella en la cultura local.
Águeda sobresale por sus iniciativas turísticas innovadoras, tendentes a suplir la falta de atracciones históricas locales. Creatividad frente a monumentalidad. Con ese espíritu, han organizado el festival de paraguas colgantes que decoran sus calles tanto en verano como en Navidades. Por si fuera poco, también han logrado entrar en el libro Guinness de los récords con el Papá Noel más grande - 21 metros de altura, como un edificio de siete pisos, iluminado por más de 250.000 luces LED-, y el más pequeño del mundo: una nanoestructura, diseñada por el británico Willard Wigan, que sólo puede admirarse a través de un microscopio en la Oficina de Turismo. Un perfecto ejemplo de cómo reinventarse y asegurarse divisas foráneas todo el año.
Ubicado en el norte del país, en la Estremadura portuguesa, Óbidos es una joya medieval perfectamente conservada, rodeada por murallas y presidida por un imponente castillo del siglo XII. Su historia está marcada por el mecenazgo real; durante más de 600 años fue el regalo de bodas tradicional para las reinas de Portugal, lo que le valió el apodo de "Villa de las Reinas". Su arquitectura y sus tradiciones conservan influencias compartidas con Castilla y León, como resultado de siglos de intercambios culturales y comerciales.
Sólo a 35 kilómetros de allí, se libró la batalla de Aljubarrota en 1385, que supuso el fin de las ambiciones castellanas sobre Portugal. Tras la muerte de su suegro -el rey Fernando I de Portugal-, Juan I de Castilla intentó que su esposa Beatriz -la hija de Don Fernando- ciñera la corona lusa, con lo que se proponía aunar los reinos de Portugal y de Castilla. El Reinado de Portugal había nacido en 1143, cuando se reconoció a Don Afonso Henriques como primer rey luso, y se rompieron los lazos de vasallaje con su primo el emperador Alfonso VII de Castilla.
Para conseguir esa ansiada anexión, Juan I de Castilla envió a Aljubarrota un contingente de tropas castellanas, francesas, italianas y aragonesas que superaban en número a las de su oponente, Joao I. Eran 40.000 soldados castellanos frente a 7.000 portugueses. Pero las cosas no salieron como el rey castellano esperaba. Con la ayuda de tropas inglesas, los efectivos castellanos fueron diezmados (1.000 bajas portuguesas frente a 4.000 castellanas y 5.000 prisioneros), con lo que se confirmó la independencia del país, comenzó la dinastía de los Avis en Portugal y también una alianza luso-británica que aún hoy persiste.
Volviendo a Óbidos, sus calles empedradas, su recinto amurallado, su castillo del siglo XII, su acueducto ( mandado construir por Catalina de Austria en 1570) y sus casas blancas lo convierten en un destino idóneo para los amantes de la Historia; pero permítanme que les dé un consejo: eviten las Navidades. Y es que entonces la localidad se llena de multitud de puestos callejeros que ocupan la mayor parte del itinerario del casco viejo, mientras la masiva afluencia de turistas obliga a guardar colas para entrar o salir del recinto e impide que se disfrute del entorno tal como fue concebido.
(Foto: Juan Girón Roger)
(Foto: Juan Girón Roger) Las murallas -mandadas construir por el rey Dinis en el siglo XIV- rodean el centro histórico. Aviso a navegantes: les recomiendo que las recorran a la luz del día. ¿Por qué? Verán, al caer la noche, transitarlas no está exento de peligro debido a la estrechez de su adarve (camino en la parte superior de las murallas, utilizado antaño para patrullar), la ausencia de barandillas hacia el interior y la escasa iluminación, factores que aumentan demasiado el riesgo de una potencial caída libre de 13 metros!
Ya para terminar el periplo, Viana do Castelo, en la costa norte, destaca por su arquitectura manuelina, y su papel en la historia de los Descubrimientos portugueses. La ciudad mantuvo históricamente una intensa relación comercial y marítima con Galicia y otras regiones del norte de España.
Durante la Edad Media y la Edad Moderna, el puerto de Viana fue clave en el comercio atlántico, con intensos intercambios con puertos españoles. Otro factor que dejó huella en esta ciudad y su desarrollo posterior fue la Unión Ibérica, un período histórico que duró desde 1580 hasta 1640 (fecha de la Restauración e independencia de Portugal), durante el cual los reinos de España y Portugal estuvieron bajo la corona de Felipe II. En esos años, Viana do Castelo se benefició de una importante expansión de la industria pesquera y la construcción naval, y se convirtió en enclave portuario crucial para el comercio marítimo entre Portugal y las colonias españolas en América y Asia.
Una historia entrelazada -con vaivenes, encuentros y desencuentros- que se refleja en lo mucho que la influencia cultural recíproca, las tradiciones, la música, la arquitectura, el idioma, la gastronomía y la hospitalidad asemejan a nuestros dos pueblos. [Fotos por cortesía de Openverse, Debarshi Ray, Kwen Photographies, Sérgio Miranda, Xtraice, Rosino, Monica di Carlo,m Ray in Manila, Diocrio, Paulo Juntas, andorreandoporelmundo, y Portuguese Eyes]
(Foto: Juan Girón Roger)

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