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Dolor y sangre tiñen el Mediterráneo

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Una amalgama de imágenes y sensaciones en torno al " Mare Nostrum " ( " al-Bahr al-Mutawasit ", para los musulmanes). Un mosaico de impactos visuales simbólicos que nos arroja a las simas más profundas del conflicto y del dolor que éste genera. Un sostenido y profundo alarido para reivindicar la dignidad borrada por los exilios forzados con este océano de fondo. El Mediterráneo y sus flujos migratorios. Las aventuras colonialistas. Los pillajes del turco que golpeaba sin piedad nuestras costas. La expulsión de los moriscos del Reino de Valencia. El sufrimiento representado por la herida abierta por los hombres en el colectivo de sus semejantes. La venta pública de seres humanos como carne al mejor postor. Lo más oscuro y lo más siniestro, el infierno, el regocijo para Satán y sus demonios. Hombres con derecho a todo, convencidos de que tienen licencia ilimitada para hacer el mal. Lucifer. Xilografía del siglo XV. La muestra se titula " Patente de Corso

David Seymour, visión idílica de la catástrofe palestina.

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Foto, por cortesía de hurrah-suhail de Pexels. Las impresiones del fotógrafo judío polaco David Seymour en Israel pueden contemplarse en el Centro Sefarad-Israel de Madrid hasta el 9 de julio. Esta exposición de fotos del recién creado Estado de Israel ( Seymour realizó varios reportajes fotográficos entre 1951 y 1954 para la agencia Magnum , en cuya formación había participado) muestra el lado amable de la vida en aquellas tierras de Oriente Medio, con instantáneas que evocan la resolución, el tesón, la resistencia y el deseo de arraigar de los israelíes. La muestra coincidirá con el 15 de mayo, fecha en que se conmemora mundialmente “ An Nakba ” (la hecatombe, la catástrofe, el desastre, el cataclismo del pueblo palestino), que supuso la expulsión de la mayoría árabe palestina de sus hogares mediante la acción de los milicianos sionistas y del nuevo ejército israelí que masacraron a poblaciones enteras (por ejemplo, Deir Yassim, donde pereció un centenar de habitantes como co

Dubái, atrapada entre tradición y futurismo

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Fotos: Juan Girón Roger . Lo viejo y lo nuevo se quieren dar la mano en la capital económica de los Emiratos Árabes Unidos, Dubai. Pero ese apretón de manos no es fácil de conseguir. Dos sonidos representan esos dos mundos. De un lado, la llamada de los almuédanos desde los minaretes de las mezquitas ( hay más de 2.150 templos islamicos en la ciudad) cinco veces al día. Del otro, el chirrido producido por la aceleración de algún Lamborghini o Ferrari en el céntrico Sheikh Zayed Road (los dueños, emiratíes, de los coches de gran cilindrada eligen las horas de la noche,con escaso tráfico,para poner a prueba la fuerza de sus motores). Dubai era desierto antes de los años 70 del pasado siglo y, desde entonces, no ha hecho más que crecer y evolucionar a fuerza de petrodólares (son la sexta mayor reserva del mundo de "oro negro"), con la esperanza de convertirse en ejemplo de urbe moderna, abierta y cosmopolita en la región del Golfo Arábigo o Pérsico, según se prefiera ( Kh