Los franceses ven en España un peligroso competidor en el sector del camping vacacional.
Los franceses, para quienes el camping es una institución muy arraigada en las familias, están poniendo el grito en el cielo. El negocio del camping se les viene abajo. O eso dicen. Incluso afirman que España les está pasando por delante y, claro, se rasgan las vestiduras y les crujen los dientes. Y es que aquel país del otro lado de los Pirineos representa una tercera parte de la capacidad de acogida en campings a escala europea y una de cada dos plazas hoteleras corresponden al camping, “ le camping ”. Tiendas, “ mobil-homes ” (casas móviles prefabricadas fijas o vehículos que permiten habitarlos como vivienda básica), caravanas o incluso chalets son elegidos como forma de pasar las vacaciones por un 72 por ciento de los franceses y por un 28 por ciento de turistas alemanes, holandeses, británicos o belgas. Según refiere el semanario galo Tourmag , el presidente de la Federación Nacional de la Hotelería al Aire Libre, Nicolas Dayot , alerta de que ya se han perdido 300.000 camping