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Hacia la Ciudad Lenta y con la casa a cuestas.

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¿Es posible viajar con la casa a cuestas? Eso parece. Sobre todo, si hablamos de una “ casa cápsula ”. Hasta ahora, alguna gente que salía de vacaciones llevaba una tienda de campaña desmontable. Otros arrastraban un remolque con su casa de veraneo o conducían su autocaravana. Los más exigentes, sin embargo, se desplazaban con un “ mobilhome ” o vehículo vivienda que tiene cabida y acomodo en amplias zonas de las redes de campings europeos. Pero no se confíen: con las innovadoras viviendas plegables que nos llegan de Extremo Oriente, estos conceptos pueden volverse reliquias del pasado. Y no sólo para las vacaciones, sino incluso para nuestra residencia habitual. Y es que las casas móviles plegables “ made in China ” se pueden llevar bajo el brazo, permiten montarlas por segmentos sin gran complicación, y crear un hábitat inesperado como por arte de magia: en lugar de un conejo extraído de la chistera, nos encontramos con una exigua vivienda con prácticamente todas las comodidade

Casas Bailly: sobrecogedora joya modernista y morada de ratas.

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¿Recuerdan el hotel Bates donde la chica rubia muere apuñalada en la ducha (“ Psicosis ” de Hitchcock )? ¿Y el hotel Overlook donde un escritor desquiciado masacra a su familia con un hacha (“ El resplandor ” de Kubrick )? Ambos son lugares de ficción, creados por la imaginación calenturienta de Robert Bloch , en el primer caso, y de Stephen King , en el segundo. Les menciono estos dos hoteles porque en Cambre, A Coruña, se alza sobre una colina un edificio singular que recuerda a los siniestros hoteles que he citado. No en vano, el cine también eligió esas instalaciones como localización de una película de tema fantasmal (“ Blanca Madison ”, de Carlos Amil ). Se trata de las casas Bailly , actualmente pasto del vandalismo y los okupas. Se construyó entre 1920 y 1924 del pasado siglo en una parcela de 30.000 metros cuadrados. Su propietario, Julio López Bailly , coruñés con negocios en Argentina, residía en Madrid y quería inaugurar un hotel exclusivo en tierras coruñesas. Al fina

Antonio Alcoba y su máquina del tiempo

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Al adentrarse en la exposición fotográfica de Antonio Alcoba , en el museo de Historia de Madrid, accedemos a una dimensión, para muchos, desconocida: la del Madrid de los años 60 del pasado siglo. Era el tiempo en que la capital de España “madrileñeaba”, parafraseando a Jacques Brel y su Bruselas que “bruseleaba”. Aquella fue una época de inopinada libertad (“ yo hacía lo que me daba la gana, siempre lo hice ”, confiesa el veterano fotógrafo), años de la minifalda, los yeyés, del Parque Sindical, los Seats 600, los Biscuters , la Feria del Campo, el desfile de la Victoria, la conmemoración de los “25 años de Paz” de 1964, los rodajes madrileños de Samuel Bronston , la base aérea americana de Torrejón de Ardoz, la lucha libre en el campo del Gas, los almacenes SEPU, el desarrollismo, la radio y la televisión en competencia paralela y de Madrid como faro que atraía la mano de obra del resto de España. En aquellos días se iban poblando los descampados del barrio de la Conce

El Dos de Mayo, según la estética de Playmobil.

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Fue el inicio de la guerra de la independencia (“ guerra peninsular ”, según los libros de historia europeos) contra el invasor francés, un atropello histórico que empobreció al país (pillajes y rapiñas sistemáticos de las tropas napoleónicas), bloqueó el desarrollo de España y la sumió en un atraso competitivo frente a los países del su entorno y que además desencadenó la pérdida de las colonias en América. Esas nefastas consecuencias del Dos de Mayo se ven estos días bajo la mirada casi lúdica de las figuras de Playmobil, esa línea de juguetes alemanes que nació en 1974 del ingenio del inventor Hans Beck . El Museo de Historia de Madrid, situado en la calle Fuencarral, da un toque inusual a la solemnidad y a la tragedia de aquellos tristes acontecimientos que tiñeron con el espíritu de la traición y la felonía las relaciones entre ambos países. De catálogo de atropellos contra la población civil a través de los libros de historía y la iconografía relevante, La mirada de Pl