Carta de auxilio de un espía portugués
Aquel hombre estaba desesperado. Al otro lado de las rejas del locutorio del centro penitenciario de Alcalá de Henares, Pedro Damião Palmeira estaba jugando su última baza. Si daba resultado, quizá podría salvar el cuello. De lo contrario, el porvenir se le presentaba negro. A Sor Mariana Alcoforado se le atribuyeron en el siglo XVII las célebres “ Cartas de amor de una monja portuguesa ”. Palmeira constituía un reflejo dramático, ya adentrados en 1980, de aquellas misivas: su iniciativa era más bien “ carta de auxilio de un espía portugués ”. Y es que Pedro Damião Palmeira había sido miembro de la Policía Internacional y de Defensa del Estado , la efectiva PIDE lusitana que sirvió para que Oliveira Salazar (al frente de la dictadura portuguesa desde 1932 hasta 1968) eliminase cualquier atisbo de disidencia interna. La PIDE hizo bueno aquel dicho de que “ las paredes oye n”, se infiltró con éxito en los movimientos independentistas de Angola y Mozambique, y sobre todo, en el Pa